¿Usted se acuerda cómo se llamaba el secretario de salud en el sexenio de Felipe Calderón, cuando el engaño de la Influenza o también llamada "gripe mexicana", en donde nos decía que era peligroso usar corbata?. Ni Ricardo Anaya tocando su flauta de dulce de la secundaria, ni la esposa de Calderón que fue rotundamente opacada por las corruptelas que se han descubierto de su marido etílicomaniaco, y ni Gilberto Lozano con su miniplantón de cinco minutos en el zócalo capitalino con carpas voladoras, pudieron ganar la atención del subsecretario de prevención y promoción a la salud Hugo López-Gatell Ramírez, desde el pasado marzo y hasta al término de este 2020. El epidemiológo sin sensibilidad social pero con toda una trayectoria bibliotecaria, avalada por la institución de enseñanza superior "Johns Hopkins", comenzó primero sorprendiendo a los televidentes con su excelente pedagogía, con la que también apantalló a la mayoría de los reporteros que con trabajos terminaron una carrera técnica o cursos prácticos por correspondencia, disfrazados de licenciatura; pero cuando todo iba aparentemente bien, el yo interno del "Doc" lo egocentró, y comenzó a ser un teachingshow a costa de la tragedia ajena; con lo que se magnificaron sus errores lógicos de enfrentarse ante un hecho desconocido para la ciencia, y se cubrieron los que también pudo tener Jorge Alcocer Valera, así como los ataques dolosamente políticos en contra del Presidente. De parecer un personaje serio en sus primeras conferencias noctumberas y un galán de videhome en donde nada más faltaba la presencia de Lina Santos, pasó a convertirse en un deseperante tecnócrata famoso, cuando hace un año pasaba desapercibido, y su nombre no se anotaba al lado de Ebrard o Sheinbaum y ahora muy por encima de Olivia Pérez Arellano, la gatelinha de la CDMX. Aunque López-Gatell desde un principio se ganó la rifa del tigre más que el sorteo del avión, fue su intensificada conducta de imperar sus conceptos como únicos en vez de como debatibles, -como lo son todas las cosas-, y de responder cualquier opinión en contra como si se tratara de un acto bélico para la desunión de la patria, lo que agravaron las cosas y lo han marginado de la popularidad que podría acompañar a su fama, para recibir el aplauso extenso a un esfuerzo, que sin duda ha realizado y a una labor que no tienen cara para reprocharle, por lo menos los anteriores exsecretarios de salud de los anteriores gobiernos homicidas del sector salud de nuestro país. Las determinaciones de la autoridad sanitaria no han sido tomadas solamente por el subsecretario, y en términos generales no pueden calificarse de pésimas y menos con la llegada de las primeras vacunas a nivel mundial, pero la personalidad del vocero de salud sí ha dejado un sello de bipolaridad, que deja mucho de que hablar en un sentido deplorable.Más en www.somoselespectador.blogspot.com