Con un México unido, cuando antes estábamos acostumbrados a encontrarnos en los semáforos, máscaras burlonas en contra del Presidente en turno y en donde a diferencia, ahora aparecen hasta muñecos de peluche en su honor; es que nos enfrentamos al verdadero punto agresivo de la pandemia para nuestro país. Los oportunistas politiqueros y parte de la población ignorante que les sirven como replicantes inargumentistas, pero que acaban votando por el cambio, en esta pandemia todavía no han visto nada de lo que antes criticaban en comparación a lo que viene. Los cientos de contagiados han pasado a miles y los que antes eran rumores de contagios ya forman parte de nuestros círculos cercanos, como resultado de una verdadera pandemia que es imposible de ser controlada por el mundo, al tratarse de un contagio masivo de un virus de origen y no de un descontrol preventivo vacunal o medicinal; como nos lo marca la historia, el sentido común y la estrategia en caso de haberse tratado de una propagación provocada como parte de una segunda guerra viral. Los municipios de algunos Estados de nuestro país que no presentan o casi no presentan casos de COVID19, o los que se presentan son casos foráneos, cada vez serán menores ante las condiciones climáticas de un invierno en potencia y el contagio como situación irremediable de una situación transmitible de esta escala. Aunque afortunadamente pero también sospechosamente, ya existe una vacuna anticovid en tiempo récord, el antídoto por el momento será casi inexistente, entre la ignorancia de quien deba inyectarse o su compatibilidad y la falta de suficientes dosis. La mejor vacuna que tendrá México en los próximos meses, será la acción humanista o si no por lo menos, la comprensión humana. Sin embargo en problemas de suma gravedad para la humanidad siempre saltan a flote, expresiones de ayuda desmesurada, aunque también de maldad. Más en www.somoselespectador.blogspot.com