México parece estar decidido al cambio que pidió el pasado uno de julio, ni los medios de condicionamiento, ni la fuerza empresarial beneficiada, ni la clase política saqueadora, ni los círculos sociales antes privilegiados y que ahora quieren serlo; han podido reducir la popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador, que ante la desesperación, hasta los políticos más detestables y los opositores lópezobradoristas más obvios tuvieron que salir a las calles como en años anteriores lo tuvieron que hacer las clases marginadas. La pasada marcha en contra de AMLO, tuvo algo especial a las anteriores, que en ésta, la desesperación de los corruptos superó el objetivo, que era incidir en la percepción de los ciudadanos para contraponerlos con su Presidente y lo que se exhibió fue la rabia clasista.
