Por haber sido uno de los grandes campeones en los años setentas, Cruz azul ganó mucha afición, y desde entonces ha sido sobredimensionado como equipo grande y sus encuentros con el américa como un clásico joven, cuando no puede haber clásico si existe un equipo plenamente denominador y paternal sobre el otro. Los cementeros no son campeones desde 1997, cuyos miños de aquellos años, ya son padres o abuelos. Por su parte al América no le ganan desde hace media década, y mientras tanto han perdido finales con las águilas cremas y han sido humillados con tremendas golizas y eliminaciones por parte de los americanistas. Apenas hace unos días, los cruzazulinos sufrieron otro complejo, al ser goleados 3-1 en la serie de cuartos de final que concluirá con el partido de mañana, en donde aunque Cruz azul pueda revertir el marcador, dejar fuera al América e incluso ser campeón, en nada hará que vuelva a ser un gigante, como el propio América, Las chivas del Guadalajara o hasta el Toluca, Santos y Tigres a quien no se les ha reconocido su verdadera grandeza. Cruz azul tendría que dar un juego contundente para eliminar al américa y después ser campeón para recuperar su honra, pero para volver a ser un equipo de los grandes no le alcanzarán ocho títulos para sus más de noventa años, aunque su fiel y amorosa afición no lo quiera reconocer y estalle ante victorias pequeñas.