La permanencia de intereses insanos y la autocensura derivada de los mismos, es un freno de manos
para que florezca una nueva generación de comunicadores y para que la
televisión sea competitiva ante la llegada del internet. Televisa incluso había
pensado en regresar a su pantalla a
Joaquín López Dóriga y abortar sus aires
de renovación y regresar a sus fórmulas gastadas, ante sus bajos raitings; estrategia que podría detenerse, ante la insistencia de que el Presidente de la
República rinda la lista de comunicadores que fueron beneficiados por el
sexenio pasado por medio del “chayote” o de publicidad oficial
mal encaminada, con el propósito de que noticieros pudieran manipular la información en favor del
Presidente que estaba en turno y se estuviera manteniendo la estructura de un ataque mediático en contra
de cualquier otra alternativa política
que no fuera la oficial, sin un libre pensar en el lector de noticias o
columnista, sino con la intención oculta y maliciosa de influir en el oyente,
lector o televidente. Y la nueva programación noticiosa se detiene, ya que en esa lista, seguramente aparecerán los nombres de
quien forman los programas de las televisoras, -que para
muchos del público resulta hasta obvio-, si se analizan los comentarios dolosos
de dichos informadores. La transparencia
de estos hechos por parte del nuevo gobierno, es resultante de que el
presidente del país, no necesitó de los medios poderosos de comunicación para
ganar las elecciones, sino por el contrario, por las razones antes expuestas,
resultaron hasta sus peores enemigos, y en donde advertían que para estas
alturas del sexenio, el peso estaría a
treinta pesos frente al dólar y no en su estabilidad de dieciocho. Por su
parte, la audiencia se cansó de la corrupción priperrepanista y el
presidencialismo voraz, y esto implica también a sus comunicadores al servicio de dicho
sistema, por lo que las conferencias de cada mañana por parte del Presidente
Andrés Manuel López Obrador han obtenido mayor número de audiencia que los
propios noticiarios con los conductores acostumbrados y golpeadores del actual
gobierno y solapadores del anterior.
Con esto se abre la oportunidad histórica, de que el gobierno, haga su propia propuesta de comunicación y abra sus canales de radio y
televisión estatales con una programación cultural e informativa a las
necesidades actuales del televidente y radioescucha, pero sin los formatos
corruptos y desanimados que se tenían en
aquel canal 13 de IMEVISION o los contenidos
planos del IMER, que hasta pueden ser
contraproducentes para los medios actuales; sino más bien, con proyectos que cumplan los cometidos de
entretenimiento, de la originalidad, del nivel competitivo, y que pueda demostrar que un producto del Estado,
puede ser de igual o mayor calidad que cualquier producto de un canal privado; pero al mismo tiempo, sin
perder el fomento cultural, de valores y de conceptos de interés público, que en la actualidad
se han perdido y que deben ser fundamentales,
tanto para los medios manejados por particulares como aquellos que son
manejados por el propio gobierno. Más en
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