El buen desempeño de los órganos de justicia, instituciones de salud y de bienestar social en busca real de su cometido y programas de educación y planeación de la protección del Estado eficaces por parte del gobierno, y sobre todo, en lo que ha insistido el Presidente de la República, que es la eliminación de la corrupción o dejarla a su mínima escala; sería suficiente para la estructuración del tejido social y el optimo nivel de vida para los ciudadanos sin importar ni la edad ni el sexo, y se eliminarían elefantes blancos como El Instituto Nacional de las Mujeres, al que no se animo a eliminar Andrés Manuel López Obrador, sabedor de la carga política que podían provocar los adversarios a la transformación del país y la misma masa de ciudadanos sin capacidad de análisis. El hecho de eliminar instituciones fantasmas no es estar en contra de situaciones sociales que se deneb atender o una conducta misógina; simplemente es evitar la demagogia cultural, como lo podría también ser, promover la creación del Instituto del hombre, cuando lo que se debe promover son programas eficaces en el DIF y en otros aparatos de gobierno, lo que en verdad sería eficacia de operación social y una verdadera formación de equidad de género, que se traducirá en la simple equidad a secas.