Aquellos que por su mediocridad, aunque sea, quieren llamar la atención opinando contracorriente aunque sepan que la realidad es otra; y
aquellos otros que por su profundo arraigo a la corrupción se resisten al cambio; y fingen no haber sido informados que el nuevo Presidente de los Estados Unidos
Mexicanos es Andrés Manuel López Obrador y que su triunfo no es aceptado, por los antes descritos, pero muy bien acogido por los
liberales, los sedientos de cambio, los que han sido marginados y abusados y
por aquellos otros que realizan todas sus apuestas en favor de México y de su
dignidad. Ahora deben aceptar que quienes gritaban enloquecidos con la victoria de Vicente Fox
porque había sacado al PRI de los Pinos y los que defendían la victoria de
Felipe Calderón, -en donde se inventó un empate técnico que fue basado en el
fraude-, y que decían que en la democracia se ganaba hasta con un solo voto; y
ni que decir de los que toleraron y hasta fueron cómplices de las trampas
peñistas con tal de que Enrique Peña pudiera llegar a la presidencia en vez de
quien se decía por medio de la industria de control mediático, era un peligro
para México; todos ellos, es hora que reconozcan que han sentido como su boca se paraliza, ante la llegada
a la silla presidencial del hombre más votado en la historia electoral y
electorera mexicana, el hombre que no solamente sacó al PRI de los Pinos , sino
que también lo hizo pedazos cuando estaba más fortalecido que en el 2006, al
ahora estar formado de una manera priperrepanista, y que sin necesitar del
sector sindical, empresarial, ni de
control; fue él, quien fundó y fortaleció su partido en un movimiento; para
llegar a la presidencia del país y una vez con el cargo, en tan sólo cien días,
cumplir sus promesas de campaña y aquellas que prefirió guardarse para no
prevenir a los saqueadores del país y a los que en estos meses ha combatido. A estas alturas del partido, sus opositores en
la contienda electoral, Anaya o Meade,
ya habrían visitado las instalaciones, construidas de manera incorrecta del Aeropuerto
de Texcoco, el cual se decía, de cancelar su obra, en estos momentos México
estaría cerrado al mercado internacional y con un dólar incontrolable en su
aplastada al peso mexicano. Margarita Zavala no hubiera seguramente cerrado las guarderías
que manejaban condiciones inadecuadas para los infantes sin que nadie recuerde
la tragedia del ABC y estaría fortaleciendo los refugios a mujeres maltratadas,
que tanto se defienden hoy en día, en vez de exigir su eliminación, a cambio de
la pronta procuración de justicia de la víctima, en donde quien debe estar
refugiado y escondido es el victimario y no la víctima. Por su parte “El Bronco”,
cuyo nombre propio pocos recuerdan y sí su apodo cual rufián , estaría mochando manos según sus palabrerías, pero
no de aquellos empresarios que operan como traficantes de influencias que lo
alimentaron para su campaña presidencial y luego a regresar sin ningún sonrojo, a su cargo como gobernador después de su pantomima electorera. Pero ahora quien gobierna es el mejor
político en la boleta, pero no en la del 2018, sino también en las boletas del 2006 y 2012, y en donde quienes ahora lo reconocen “para conveniencia” de sus interés
personales y sus asociaciones civiles, o
por aquellos que defienden sus privilegios o quieren estar con una
chamba en el gobierno; antes no le reconocían ni siquiera, haber sido objeto de Fraude y Complot. Sabemos que
para los corruptos es difícil aceptar la trayectoria y el nivel político de
López y aún más que haya llegado, por y de la mejor manera, a ser Presidente
cuando se decía “que no había ganado
nada”, después de dos fraudes electorales a la presidencia del País y de haber sido el mejor jefe de
Gobierno en la historia de la Ciudad de México. Sabemos que para los mexicanos
malnacidos, la resistencia quiere disfrazarse de oposición y el retroceso de
cambio y avance; pero ya es hora que superen sus etapas de duelo que describe
el modelo de Kübler Ross y es hora que
se enteren que el presidente del país se llama Andrés Manuel López Obrador, quien no ha traicionado, -para bien o para mal-, la propuesta política que
defendió como candidato, por lo que, o aceptan el proyecto o lo fortalecen, pero
deben de despojarse de su corta idea de que el Presidente debe hacer lo que
hacían los defensores del neoliberalismo, que fue veneno puro para nuestro
país, bueno eso si su capacidad pensante y su ceguera por la corrupción y distorsión
de valores, se los permite.