Hace unas décadas era de risa loca, pensar que se podría sacar al PRI de los Pinos, hace unos años también era risible, pensar que López Obrador sería presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y hace unos meses, resultaba poco imaginable, que los paridos pequeños serían la fuerza política principal y los grandotes ahora fueran parte de la chiquillada. Ante hechos y situaciones tan arraigadas de la política mexicana de los cuales ya nos habíamos mal acostumbrado a ellos, ahora resulta centro de burlas, aquel que confía en la cuarta transformación del país y en la reconstrucción de la nueva República. Y aunque tal encomienda resulta muy complicada, principalmente por el sometimiento intelectual al que se ha tenido al pueblo por parte de la esfera empresarial quien ha convertido en gato servil, al mismo gobierno; por primera vez llega a la presidencia una persona capaz de tocar puntos escabrosos como el abuso empresarial, el control de los medios de comunicación, el abuso partidista, y que pone a temblar proyectos de poder como el nuevo Aeropuerto Internacional de México, ante la desesperación de los monopolios quienes según ellos, les preocupa el bienestar del país y no de sus negocios, por lo que les preocupa que mexicanos, no puedan ser empleados como cargamaletas, limpia pisos y excusados y que pierdan su capital laboral, que fue depositado en dicho proyecto, mediante los AFORES, sin que los trabajadores hayan sido consultados. Andrés Manuel López Obrador quien ha llegado a la legitimación presidencial no debe gratitud a ningún poder de facto, sino por el contrario, ha sido un sector al cual tuvo que vencer en la lucha para ocupar la presidencia. Ahora el presidente electo, también pone el dedo en la llaga, y propone una barredora en la organización sindical, comenzando por el voto secreto y la no reelección de aquellos líderes que ante este sistema, se vuelven millonarios y derrochadores a su beneficio personal y nunca de sus representados. Ante el cambio de reglas de juego que proponen las reformas lopezobradoristas; es que priístas, líderes sindicales y sus bases mafiosas y hasta núcleos fifís, ya se dicen de izquierda cuando hace tan solo cuatro meses, se decían neoliberalistas modernos y files admiradores de un joven tan "talentosos" como Ricardo Anaya, o un priísta "ejemplo" como pepe Meade y que por ellos, eran capaces hasta de irse del país, si Andres Manuel ganaba la presidencia de la república. La contienda tan salvaje por ocupar la presidencia del país, marcó un momento de claras definiciones, que ahora por ser políticamente correcto, se disimula haberse olvidado; sin embargo, ha quedado claro, quien es el arrastrado servil que muestra una careta con tal de cuidar su interés personal y no de su patria, ante el intento de sacudir el abuso y disminuir la corrupción por un gobierno lopezobradorista, cuyo reto comienza, desde tan solo nombrar que asume el reto. por lo pronto la puerta del baño de la doble moral parece derrumbarse ante declaraciones que ningún próximo mandatario había pronunciado. “En México se terminaron los tiempos de charrismo sindical,
por lo que el gobierno no protegerá a ningún dirigente y se hará prevalecer la
democracia sindical”, señaló Andrés Manuel López Obrador, que dice "me canso ganso" cuando quieren desalentar sus promesas de campaña.