TV de CABEZA.-Entre la televisión privada pero adinerada de corrupta y al servicio del negocio monopólico y la televisión pública saqueada, es que el televidente mexicano todavía no se ha visto beneficiado en este sexenio de transformaciones, de la televisión que pueda cubrir lo que nunca han logrado los canales del gobierno en México, que es una programación de -entretenimiento social- y tan competitiva a base de creatividad, que pueda superar a las cadenas nacionales poderosas e incluso las internacionales. Es importante que los canales que maneja el gobierno puedan abrir un mercado internacional semejante o mayor al que abrió Televisa con las telenovelas. Las grandes inversiones para lograr escenografías de calidad han sido reducidas por la tecnología aunque se ha olvidado iniciar la revolución creativa. Es momento de dar oportunidad a aquellos que han quedado apartados por la censura o por el influyentismo y también dar paso a caras nuevas que rompan el modelo de que la televisión gubernamental no acepta caras bonitas e inteligentes y dinámicas, sino solamente aquellos locutores planos, que sacaron buenas notas en la escuela de periodismo pero que son un fracaso en la práctica informativa y que se asemejan a un apuntador electrónico. Las noticias manipuladas, los genios intelectuales prefabricados, los conductores léperos y lo educacionalmente aburrido, debe de ser superado por nuevos métodos. El Presidente de la República que en sus conferencias mañaneras les brinda verdaderas cátedras de historia, ética y periodismo a los reporteros ahí presentes, y que goza de las libertades y alcances de las redes; se olvida de los mexicanos que no tienen acceso al internet y que han sido desamparados a la programación de TV Azteca o del ex canal de las estrellas, hoy llamado simplemente Las estrellas. Y por otro lado, se les custodia por una televisión de Estado, que no le ha bastado tres años de un sexenio para aprender a volar. Los pocos destellos que ha tenido la TV pública en México con programas que han captado altas o medianas audiencias, hasta ahora los ha dado el antiguo régimen y no un gobierno que se dice de avanzada, cuando el reflejo de la democracia de un país, son precisamente el nivel de sus medios de comunicación con que cuenta. En el panorama de entretenimiento y de información televisiva, lo que controla la iniciativa privada resulta tan nefasto como aquello que desconcertadamente y de manera casi asustada, maneja el gobierno; al no existir el atrevimiento de romper esquemas y fortalecer a base de entretenimiento invertido, también valores.Más en www.somoselespectador.blogspot.com