lunes, 23 de noviembre de 2020

LA ADELITA QUE NO QUIERE REVOLUCION

 




















En el sexenio peñista, la lectora de noticias Adela Micha, recibía la cantidad de 24 millones de pesos, incluso  casi cuatro veces más, que Paola Rojas que está a cargo de un noticiario en televisión abierta. Lo que se embolsaba Adelita, era parte de una suma que rebasa los mil millones de pesos para ser repartido entre 36 periodistas por parte  del gobierno anterior, por concepto de contratos por publicidad y comunicación, que hacía que los comunicadores fueran juez y parte en su selección informativa y juicios de opinión, razón por la cual ahora se ataca al gobierno lópezobradorista, quien prefiere que le peguen a pagar a costas del dinero del pueblo de México y así no consentir dicho acto corruptivo, que ya  formaba parte de la costumbre de cada sexenio. Es hasta ahora que Micha ha digerido su falta de chayote, pues creía que el Presidente López Obrador daría marcha atrás a su determinación de eliminar la corrupción desinformativa, por ello invitó al mandatario de manera pública a su programa que está patrocinado y solapado por el canal Mexiquense del gobierno del Estado de México, a efecto según ella, de romper la polarización, cuando antes había abordado al mandatario en la sala de llegadas nacionales del aeropuerto del Estado de Durango, justo a unos meses de que López fuera a tomar su protesta como mandatario constitucional de México. Ahí la Adelita antirevolucionaria, delante de reporteros que querían entrevistar al Presidente, le pidió una invitación a tomar un café,  y que fuera sin cámaras; toda vez que tuvo que abordarlo delante de la multitud que rodeaba al presidente,  debido a  la no contestación de López Obrador a los acercamientos que Micha había intentado por medio de su oficina. Andrés Manuel López abrazó y besó a la periodista que de manera discreta y sin el mayor sonrojo, quería romper la distancia profesional que exige el oficio periodístico, sin embargo ya pasaron de aquel encuentro, dos veintes de noviembres y la Adela, sigue esperando su café al igual que Ricardo Anaya que también le pidió audiencia, nada más que el presidente, parece estar ocupado en como no derrochar las finanzas públicas  más que en cafetear con corruptos, y en ser congruente con su discurso en donde ha señalado rotundamente que en su sexenio no se estimulará la corrupción para controlar notas a su favor. “Hay periodistas molestos con este nuevo régimen porque ya no reciben dádivas, que al  gobierno federal le ha significado 8 mil millones de pesos en ahorro, pero vale la pena aguantar los embates de esos  medios de comunicación, al fin que un buen gobierno no necesita de publicidad y  mi conciencia  es  mi máximo tribunal”, ha apuntado. Más en www.somoselespectador.blogspot.com