En el sexenio peñista, la lectora de noticias Adela Micha,
recibía la cantidad de 24 millones de pesos, incluso casi cuatro veces más, que Paola Rojas que está a cargo de un noticiario en televisión abierta. Lo que se embolsaba
Adelita, era parte de una suma que rebasa los mil millones de pesos para ser repartido entre 36 periodistas por parte del gobierno anterior, por concepto de
contratos por publicidad y comunicación, que hacía que los comunicadores fueran
juez y parte en su selección informativa y juicios de opinión, razón por la
cual ahora se ataca al gobierno lópezobradorista, quien prefiere que le peguen
a pagar a costas del dinero del pueblo de México y así no consentir dicho acto
corruptivo, que ya formaba parte de la
costumbre de cada sexenio. Es hasta ahora que Micha ha digerido su falta de
chayote, pues creía que el Presidente López Obrador daría marcha atrás a su
determinación de eliminar la corrupción desinformativa, por ello invitó al mandatario de
manera pública a su programa que está patrocinado y solapado por el canal Mexiquense del gobierno del
Estado de México, a efecto según ella, de romper la polarización, cuando antes
había abordado al mandatario en la sala de llegadas nacionales del aeropuerto
del Estado de Durango, justo a unos meses de que López fuera a tomar su protesta
como mandatario constitucional de México. Ahí la Adelita antirevolucionaria,
delante de reporteros que querían entrevistar al Presidente, le pidió una
invitación a tomar un café, y que fuera sin cámaras; toda vez que tuvo que abordarlo
delante de la multitud que rodeaba al presidente, debido a la no contestación de López Obrador a los acercamientos
que Micha había intentado por medio de su oficina. Andrés Manuel López abrazó y
besó a la periodista que de manera discreta y sin el mayor sonrojo, quería
romper la distancia profesional que exige el oficio periodístico, sin embargo
ya pasaron de aquel encuentro, dos veintes de noviembres y la Adela, sigue
esperando su café al igual que Ricardo Anaya que también le pidió audiencia,
nada más que el presidente, parece estar ocupado en como no derrochar las
finanzas públicas más que en cafetear con corruptos, y en ser congruente con su discurso en donde ha señalado rotundamente
que en su sexenio no se estimulará la corrupción para controlar notas a su favor. “Hay periodistas molestos con
este nuevo régimen porque ya no reciben dádivas, que al gobierno federal le ha
significado 8 mil millones de pesos en ahorro, pero vale la pena aguantar los
embates de esos medios de comunicación, al fin que un buen gobierno no necesita de publicidad
y mi conciencia es mi máximo
tribunal”, ha apuntado. Más en www.somoselespectador.blogspot.com