ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.-Se cumplen dos años de un diálogo abierto, directo,en vivo, permanente, de cara a la nación y nunca antes visto, entre medios de comunicación independientes y comprometidos y hasta con aquellos que representan únicamente a una esfera de interés, y el titular del ejecutivo federal. Andrés Manuel López Obrador con una credibilidad aplastante y con la capacidad de atraer toda la atención nacional en sus conferencias de prensa mañaneras y televisadas para todo el país; lo mismo puede anunciar un programa administrativo nacional o firmar una iniciativa de ley u otro acto que anteriormente al ciudadano le parecía aburrido, sin que ahora se pierda la atención y marque casi de manera irremediable, la agenda del país, también dicte los adjetivos calificativos de como se tienen que llamar las cosas, incluyendo su llamada "Cuarta Transformación del país", y hasta se ponga por cuenta propia sus apodos, cuando quiere parodear a sus corruptos antecesores, o llamar fifís a sus adversarios, y que sus contrincantes en vez de anular los bautizos y ocurrencias obradoristas, las adjunten a su vocabulario para agredir al Presidente pero con el léxico que casi se les ha ordenado. Ante lo nunca visto, es el mensaje presidencial lo que más rating produce, al grado de tener mayor audiencia que los noticiarios de radio y de televisión, que unos se han ido derrumbando y otros para sobrevivir, se han tenido que alimentar en sus primeras horas, de la propia mañanera presidencial. Ahí frente al micrófono y de pie sin descanso, el Presidente de los nuevos tiempos, dice en voz alta lo que anteriormente otros les tenían que decir al Presidente. Señala antes de que lo señalen, tolera y debate, abre de par en par las libertades pero también las réplicas, y resulta vencedor de mil batallas ante periodistas expertos, inexpertos, improvisados y aquellos que se sentían intocables, mientras que otros prefieren no acudir para evitar encontrarse de cara acara con el interlocutor, y prefieren ser severos en sus críticas no frontales o realizar montajes escénicos como sí estuvieran en el recinto donde se efectúan las mañaneras sin estarlo. Con un freno al chayote del pasado y a los costosos spot, así como a las cadenas nacionales obligatorias; el gobierno lópezobradorista da la cara con actos y situaciones efecto que son capaces de apagar los bombardeos dela guerra mediática de condicionamiento masivo. Clases de Ciencia Política, de historia del pensamiento, de Teoría del Estado, de administración pública balanceada, de derecho, de periodismo, de humanidades, de historia de México, compositivismos en el método aplicado en acciones comparativas y hasta programar un tema musical de Oscar Chávez, es parte de un Prime Time, que en la actualidad no consiguen las cadenas comerciales y que nunca han encontrado, los supuestos canales culturales que han transmitido en nuestro país. Ausencia de tabús, reversiones, congruencia, y hasta buen humor, develan una placa invisible de 505 mañaneras en donde solamente una de ellas, alcanzó las tres horas con trece minutos de duración, en contraste con aquella del pasado 11 de marzo, con duración de 20 minutos. El Salón de Tesorería de Palacio Nacional se abre por medio de la puerta vigilante de las calles de Moneda del centro histórico de la CDMX, en un espacio para refutar toda crítica y hacer aclaraciones de la injuria mediática, con una acción que ha descuartizado al presidencialismo intolerante y dictatorial, y con lo que se cumplirán este tres de diciembre, tres años de una manera original de comunicar y nunca antes vista en la historia de nuestro país y de otros países, que de tratarse de un programa de radio o de televisión de debate político durante otros sexenios del país, ya contaría con una tremebunda audiencia pero también ya hubiera sido censurado. Los diálogos del actual Presidente, que con anteriores mandatarios ilegítimos, era solamente un discurso, marcan también un segundo año de gobierno en donde Andrés Manuel López Obrador como el máximo político de las dos primeras décadas de este siglo, quizá no logre una cuarta transformación como autonombra -cuando en México ni siquiera ha existido una verdadera Revolución Mexicana-, pero ya logró un movimiento electoral en el 2018, y está logrando una revolución presidencialista que repercute para el bien de la administración pública del país. Por lo que respecta a las transformaciones, esas solamente las pueden producir los Estados no los gobiernos, y deben ser provocadas por los pueblos más que por los gobernantes.Más en www.somoselespectador.blogspot.com