Las máscaras que niños de la calle con actividades informales en los semáforos, usaban como burla, con la cara de los presidentes Salinas, Zedillo, Calderón, Fox y Peña; se han convertido en muñecos con la figura de López Obrador pero como muestras de aprecio y apoyo a su proceder político y a su aceptación como nuevo presidente de la República, con una entrega total del pueblo mexicano, únicamente similar a las visitas de los Papas a México o de la victoria de Francisco I. Madero. Los expresidentes Felipe Calderón y Peña Nieto llegaron a recoger su constancia de mayoría, escondidos, ante el repudio del pueblo, éste último, hasta en helicóptero; mientras que Andrés Manuel lo hizo en un vehículo común y corriente, sin cerrar vialidades pero recorriendo las mismas, y en el camino, saludando a ciudadanos que se le acercaban sin dificultad alguna. "El presidente ya no será el poder de los poderes" fue la consigna del nuevo mandatario electo, al recibir su constancia de mayoría en el Tribunal electoral y por primera vez por una mujer, la Magistrada Janine Otálora, ante aquellos doblegados farsantes que no tenían otro remedio que aceptar la victoria contundente de un hombre de izquierda al que no le pudieron impedir constatar su triunfo electoral. Por otra parte, el político ganador, estuvo en su papel; sabedor de que las instituciones actuales que tiene el país, bien vale la pena mandarlas al diablo y sin embargo acata las reglas y con estos podridos mandamientos, ahora pretende construir una transformación del país. El pueblo quiere a su presidente mientras los políticos lo odian, "Sabré estar a la altura de la decisión del pueblo de México", promete el virtual presidente que ha alcanzado su meta sin que lo disminuyera el complot, la mentira, el intento de encarcelamiento político, el ataque de los personajes hechizos que se decían perseguidos políticos, galanes de telenovela o ciudadanos y no políticos. Es López Obrador el presidente con mayor aceptación en la historia y candidato de la elección de mayores votos emitidos. López ocupará el máximo cargo al que aspira un político y lo hace sin deberle favores a la mafia sindicalista, ni a los medios de condicionamiento masivo, ni al imperio empresarial o a la esfera política maliciosa, ni al Presidente antecesor como en la época priísta. Andrés Manuel López Obrador ya ha logrado construir la primera transformación de la victoria presidencial del país, pero sin embargo, no cuenta con las condiciones estructurales para lograr la cuarta transformación del país, ante un tejido social roído, un panorama político amoral y un pueblo ardiendo en ignorancia.