A la mitad del sexenio, matabamos a las autoridades deportivas del país ante el descuido del deporte y ahora al ser México el país ganador de los juegos centroamericanos de Barranquilla, Colombia; no encontramos explicación a tanto triunfo. No es cierto que el liderato en el medallero se deba a la crisis política de Colombia como anfitrión, de Venezuela y de Cuba quien se decía en la última semana le arrebataría el primer sitio a los mexicanos. Tal teoría es frívola, en virtud de que México también atraviesa la problemática política más grave de su historia, por lo que los triunfos deportivos que dejan a México con 131 medallas de oro, 116 de plata y 88 de bronce; sí habla de un mayor empeño en las autoridades del deporte a las cuales no podemos demeritar, aunque esto no signifique una buena planeación de Estado, ya que principalmente este triunfo se debe al esfuerzo individual de cada deportista y a su aportación con la mayoría de sus recursos, por lo que el atleta mexicano, no es seleccionado y buscado afanosamente en los deportivos o en las escuelas, ni tampoco significa que tengamos un plan ideal de Educación Física y del deporte; el resultado de obtener el primer lugar centroamericano por arriba de las 241 medallas de Cuba, las 265 de Colombia y las 155 de Venezuela, en una competición muy regional compuesta por cerca de 37 países, la mayoría islas del caribe, y de debilidad mundial en casi todos sus componentes, es como resultado d ela privatización del deporte de aquellos que tienen recursos económicos para solventar su disciplina, de aquellos sectores privatizados como el futbol soccer varonil,que aún con dicho apoyo no ganó medalla y de los deportistas que como guerreros medievales, se reponen a la adversidad de no tener apoyo pero mucho talento. En conclusión, la potencialidad de México en su zona centroaméricana es indiscutible, no admite pretextos ni deméritos, pero sin que eso signifique que nuestro país sea una potencia continental que pueda repetir continuamente logros en los Juegos Panamericanos o una potencia mundial que pueda subir abundantemente al medallero en los juegos Olímpicos.