Aunque el presidente Enrique Peña Nieto está sediento de reconocimientos, a unos meses de terminar su mandato constitucional, su inventario final es desfavorable, con todo y las últimas gotas de recursos públicos que se gastan en su publicidad con motivo de su último informe de gobierno, mensajes que han sido ordenados se transmitan en cadena nacional. Para cerrar con broche de oro, Peña no fue capaz de plasmar con Estados Unidos la renovación del TLCAN, que hubiera sido su diploma al neoliberalismo bestial que ha implantado en México. Y es que la celebración del convenio comercial bilateral que firmó el gobierno de México con el de Estados Unidos, y que todavía no ha sido aprobado por el senado, no es más que un acuerdo como muchos otros que han firmado los dos países a lo largo de su relación histórica, aunque se quiera vender como un nuevo tratado de Libre Comercio, en el cual, incluso ha quedado fuera Canadá, por el momento.