Para aquellos políticos y hasta para aquellos que se querían hacer pasar por políticos para demostrar su influyentismo y lujos, y para aquellos otros que sus aspiraciones y metas se basan en lo material de un automóvil de lujo en vez de su crecimiento intelectual y moral; el nuevo Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador ha marcado con el ejemplo una conducta diferente al transportarse en un auto modesto y contar con oficinas de trabajo, también modestas; por lo que apena a algunos de su propio equipo de colaboradores que llegan a la casa de trabajo de su jefe, en auto de lujo, acompañados de chofer y dos guardaespaldas, y que están pensando muy seriamente, adoptar la conducta del nuevo mandatario, que como su nombre lo dice es mandatario y no mandante por lo que debe mandar obedeciendo, y no bajo una prepotencia que ha estado arraigada por años en la política de nuestro país. Si un amigo tuyo, te dijera que sueña con ser presidente para servir al pueblo, para trascender como el mejor presidente de México y realizar su actividad política en austeridad, seguramente lo calificarías de un soñador loco ante un mundo materialista y consumista que hacen que el individuo valga por lo que tiene y no por lo que hace y por quien es. No cabe duda, que los hombres normales hacen que el mundo funcione; los extraordinarios hacen que el mundo evolucione ante un ideal.
