Juan Manuel Santos, Presidente de Colombia y Enrique Peña
Nieto de México, pusieron en venta sus
naciones al servicio de los intereses estadounidense y no se sonrojaron en
intervenir con críticas negativas a las
políticas de América Latina con tal de ser beneficiados de manera personal por el amparo gringo ante el desatre de sus
naciones, pidiendo se hiciera afuera lo
que no fueron capaces de hacer en sus gobiernos, adentro. Colombia sufre una de las crisis más graves de su
historia, mientras su presidente, Juan Manuel Santos, como Nerón, sigue
cantando con su lira las grandes bondades de estos siete años perdidos para una
Colombia en llamas. Mientras tanto México vive la guerra del terrorismo, con
cifras de muertos récord y el intento de militarización del Estado por el
saliente priísta. Ambos mandatarios culpan al desánimo social como consecuencias de los medios informativos
y no a su gobierno, con todo y que los presidentes tienen el control de los
medios. Aunque falta poco, larga se hace su salida de la presidencia de quienes han ensuciado sus casas pero quieren arreglar
Venezuela.