Presumida de su trayectoria política y de su género; Alejandra Barrales desprestigió a la política y es deshonra de lo que en verdad es y representa la mujer mexicana. "serenos morenos" fue la última frase de engaño en que basó su campaña por la jefatura de la Ciudad de México y en donde su desesperación por la ambición y el manjar de la corrupción, le dejó se pudiera observar su verdadera careta, con la que engañó a muchos. Traicionera de su partido hasta llevarlo al precipicio, cómplice de la ruina panista y de la emboscada mancerista; Alejandra Barrales a diferencia de su compañero de pandilla Ricardo Anaya y de José Meade, bueno hasta del mismo Mikel Arriola; no dejó de mentir hasta en su derrota, y engañó a sus votantes al comunicarles que los resultados finales apuntaban a una elección cerrada entre ella y Claudia Sheinbaum, cuando perfectamente sabía que estaba arrollada por un porcentual de 46.6 a 30.4. Después se mantuvo oculta en su ardiente derrota. La negación de la candidata perrepanista solamente la puede sufrir una mujer que llegó hasta la locura por una enfermiza corrupción que la orilló a hacer equipo con el más asqueroso excremento político, en donde entregó su dignidad por todo y terminó perdiendo todo, hasta su dignidad, aunque con su derrota ha ganado la Ciudad.
