Momentos curiosos están por venir en la nueva era
presidencial de México, y que debe ser materia de estudio para los narradores e historiadores mundiales, cuando organismos que
en disimulo defendían a la clase obrera y de pobreza en el país, ahora
estarán rebasados por un gobierno con legitimidad y de alta credibilidad entre
estos sectores, al cual incluso no apoyaron, y que por otro lado, sufren del hartazgo trabajador por los mal llamados
sindicatos que únicamente han servido para controlar a la agrupación trabajadora para devaluar sus
derechos laborales y enriquecer a sus líderes, que viven en plena impunidad
ante las innumerables denuncias laborales y penales en su contra. El sistema
presidencialista electorero dictatorial, ha quedado al descubierto y resulta inoperante, nocivo y estorboso la estructura sindical actual, ésto, si en verdad se pretende un cambio de fondo en la nueva República, más que en sus leyes. Dos sopas están servidas en la mesa, la tolerancia con menos disimulo o el cambio pleno en México.