Mientras el nuevo presidente electo Andrés Manuel López Obrador mantiene conversaciones escritas con el presidente de Estados Unidos en donde advierte una política exterior incluyente de los países centroamericanos y de sudamérica; el actual mandatario mexicano Enrique Peña Nieto disfruta la Cumbre XIII de la Alianza del Pacífico, con mandatarios afines a él, que también se han entregado al neoliberalismo marcado por Estados Unidos y que han tratado de ser protagonistas en la intervención de la política interior de otros países, como es el caso del presidente Juan Manuel Santos de Colombia, en donde mientras existe una corrupción inaudita en sus territorios, critican a otros países bajo el amparo gringo que los vende publicitariamente como países que han alcanzado la paz y que disfrutan de una sana economía, cuando dichas naciones no son autosuficientes y viven del imperialismo de Estados Unidos. En la reunión en donde también está presente Chile y Perú, se intenta establecer lazos comerciales con Asia como títeres del comercio estadounidense en base a la ambición petrolera y reformas estructurales que hagan más grande dicho imperio. Sin embargo temas como la educación, la autonomía electoral, el ataque contra la pobreza no se abordan, porque podrían amargar las cenas y el brindis y los evidenciaría como "los payasos de las cachetadas" ni se acercan a otros países que han defendido su dignidad. México en su etapa transitoria, por lo pronto toma vino con Dios y con el diablo, mientras "los santos" arman un plan servicial a los intereses de otros, el nuevo mandatario mexicano, es señalado por Donald Trump, como una persona estupenda.