Verónica Castro en 1969, Victoria Ruffo diez años después y Laura Flores Heras en 1980, dieron luz a la televisión mexicana para trascender como actrices, conductoras y cantantes, pero también, no pudieron evitar los libros capitulados de historia, las anote como los ojos más bellos desde la existencia de la pantalla de televisión. Marcando la década de los setentas y ochentas, las damas aún vigentes, observan el panorama actual, sin que sean ocupadas sus coronas.