Todavía tienen que desquitar "el chayote" algunos escribanos y parlanchines que fueron pagados por anticipado en el actual gobierno. Y ahí los vemos atacar al gobierno llegante que ni siquiera empieza. Las partidas presupuestales para la prensa como acto de dominio deben terminar de una vez por todas, no solamente como un acto de austeridad sino como un acto de libertad de expresión y de información para quien lo emite y para quien lo capta. Es increíble que en el sexenio peñista, el ochenta por ciento del presupuesto del programa social CRUZADA CONTRA EL HAMBRE, se haya ido en propaganda y no en su accionar. con ésto, no solamente no se cumple con el fin de la acción de gobierno sino que también se patrocinan espacios que una vez comprometidos no denuncian su mal funcionar y solapan sus malas acciones describiéndolas como buenas y atacan a sus adversarios políticos. La guerra sucia no hubiera sido posible en estos años, sin la prostitución de los medios informativos y de los comunicadores que de manera deshonesta y no por convicción política, atacaron una propuesta de gobierno para defender sus propios intereses, sin embargo el periodismo independiente que únicamente se encuentra -hoy día- en los portales digitales, hicieron que el candidato ganador de la presidencia de la República dijera ¡benditas redes sociales!. Publirrealcionistas, Jefes de Prensa y de comunicación social a su conveniencia decían ignorar la definición de periodista que se describe Ley para la Protección de personas defensoras de derechos humanos y periodistas, -que los describe como las personas físicas así como medios de comunicación comunitarios, privados, independientes, universitarios, experimentales, o de cualquier otra índole, cuyo trabajo consiste en recabar, generar, generar, procesar, editar, comentar, opinar, difundir, publicar o proveer información, a través de cualquier medio de difusión y comunicación que pueda ser impreso, radioeléctrico, digital o imagen-, Y que decían ignorarlo para únicamente dar acceso a la información a aquellos que ejercen un periodismo cómodo a ciertos intereses y servil; sin embargo la política izquierdista que ahora va a gobernar, no podrá sustituir estos términos ni mantener a los que han hecho una industria de sobornos disfrazados de periodismo para los beneficios de su canal y de sus bolsillos propios. Soborno y corrupción que se traducen en el ataque sin fundamentos a la propuesta contraria, difamación, vendimia de reconocimientos y halagos, amenaza constante en la vida privada y bondades inventadas para el pagador, son prácticas que deben extinguirse en el periodismo como se va extinguiendo el régimen caduco de gobierno.