‘México es un país extraordinariamente fácil de dominar,
porque basta con controlar a un solo hombre, el presidente’, son líneas de una
carta del gobierno exterior de los Estados Unidos que en unas cuantas palabras,
resume el dominio enajenante de la nación estadounidense para su conquista. Tal
documento histórico de manera insólita fue leído por el propio Presidente de
México, Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional de cara al pueblo de
México, en lo que representa un rompimiento de límites de apertura de recuperación política y nacionalista del
progresista. -¿De qué año es esto? 1920- dijo el Presidente de México y leyó:‘Tenemos
que abandonar la idea de poner en la Presidencia mexicana a un ciudadano
americano, ya que eso conduciría otra vez a la guerra. La solución necesita de
más tiempo, debemos abrirle a los jóvenes mexicanos ambiciosos, debemos abrirle
a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y
hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros
valores y en el respeto del liderazgo de Estados Unidos.” Y aclaró, “es una
carta del exsecretario de Estado de Estados Unidos dirigida a William Randolph,
de los periódicos, en relación a la campaña de su cadena de periódicos -es muy
famoso el señor William Randolph”-. La carta maldita que pocos se han atrevido
a mencionar al dibujar un plan de política internacional que en la actualidad
describe a los ambiciosos políticos y tecnócratas mexicanos, marca un texto
original que a su letra señala: "Tenemos que abandonar la idea de poner en
la Presidencia mexicana a un ciudadano americano, ya que eso conduciría otra
vez a la guerra. La solución necesita de más tiempo: debemos abrirle a los
jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el
esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el
respeto del liderazgo de Estados Unidos. México necesitará administradores
competentes y con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes
y eventualmente se adueñarán de la misma Presidencia. Y sin necesidad de que
Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queramos, y lo
harán mejor y más radicalmente que lo que nosotros mismos podríamos haberlo
hecho”. Lansing renunció el 13 de febrero de 1920 al cargo de secretario de
Estado del presidente Wilson que había venido ocupando desde el 24 de junio de
1915, para incorporarse a la Mexican Petroleum Company del magnate Edward
Doheny.