martes, 26 de octubre de 2021

INGLES SIN BARRERAS

 





































‘México es un país extraordinariamente fácil de dominar, porque basta con controlar a un solo hombre, el presidente’, son líneas de una carta del gobierno exterior de los Estados Unidos que en unas cuantas palabras, resume el dominio enajenante de la nación estadounidense para su conquista. Tal documento histórico de manera insólita fue leído por el propio Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional de cara al pueblo de México, en lo que representa un rompimiento de límites de apertura  de recuperación política y nacionalista del progresista. -¿De qué año es esto? 1920- dijo el Presidente de México y leyó:‘Tenemos que abandonar la idea de poner en la Presidencia mexicana a un ciudadano americano, ya que eso conduciría otra vez a la guerra. La solución necesita de más tiempo, debemos abrirle a los jóvenes mexicanos ambiciosos, debemos abrirle a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el respeto del liderazgo de Estados Unidos.” Y aclaró, “es una carta del exsecretario de Estado de Estados Unidos dirigida a William Randolph, de los periódicos, en relación a la campaña de su cadena de periódicos -es muy famoso el señor William Randolph”-. La carta maldita que pocos se han atrevido a mencionar al dibujar un plan de política internacional que en la actualidad describe a los ambiciosos políticos y tecnócratas mexicanos, marca un texto original que a su letra señala: "Tenemos que abandonar la idea de poner en la Presidencia mexicana a un ciudadano americano, ya que eso conduciría otra vez a la guerra. La solución necesita de más tiempo: debemos abrirle a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el respeto del liderazgo de Estados Unidos. México necesitará administradores competentes y con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la misma Presidencia. Y sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queramos, y lo harán mejor y más radicalmente que lo que nosotros mismos podríamos haberlo hecho”. Lansing renunció el 13 de febrero de 1920 al cargo de secretario de Estado del presidente Wilson que había venido ocupando desde el 24 de junio de 1915, para incorporarse a la Mexican Petroleum Company del magnate Edward Doheny.