Ni la propia Inés Gómez Mont se explica como pasó de ser una conductora famosa de televisión a una prófuga de la justicia, cuando en sexenios anteriores, el tráfico de influencias, evasión de impuestos y enriquecimiento ilícito resultaban una situación normal de los inteligentes poderosos que les daba hasta estatus y se denominaba "asunto de altos empresarios". Hoy la respetabilidad de Víctor Alvarez Puga se ha convertido en una ficha roja del FBI que arrastra a su cónyuge Inés, quien es buscada por lo menos en 190 países, que de encontrar a Gómez-Mont, la trasladarían a un penal de alta seguridad, y al encontrarse escondida, el Juez de control seguramente le negaría cualquier beneficio de ley en libertad, independientemente de tratarse de un asunto de crimen organizado. Una figura como Inés Gómez Mont no podrá esconderse toda la vida en hoyos y viviendas subterráneas como los peores malhechores, por lo que se espera que pronto se presente y sea Alvarez Puga quien se declare criminal confeso y colaborador de la investigación en donde están más involucrados de alto nivel, además de que deberán presentarse acompañados de una buena defensa legal, porque está visto que el despacho Gómez Mont, más que tener un prestigio en litigación, lo tenía en relaciones públicas e influencias contrarias a la ley.
