El hastío político a cambio de lo no substancial de las
redes sociales, y el dictador subconsciente de un objetivo determinado, es el cometido de los medios de control mediático, que dan importancia a
lo banal y realizan un fusilamiento mental de aquello que puede desfavorecer al
control social, político, económico y hasta cultural en la trayectoria en que quieren encaminarse.
Los abuelos que presumen que las familias de otras épocas se sentaban unidas a
la mesa a comer después de acudir a misa, como un acto de disciplina sembrado por los
miembros de las propias familias, quizá sufrirían una desilusión si supieran
que hasta esos comportamientos que señalamos como benéficos, también eran
marcados por los medios masivos de aquellos tiempos y que esas costumbres fueron desbaratadas por los mismos condicionamientos mediáticos a
su conveniencia. Son los medios los formadores y deformadores y cuya acción es eficaz al acompañarse de una estrategia educativa. La religión
llevada al fanatismo, el deportivismo borrado por la competencia de comercialización y la
moda junto con la tecnología, entablada a una regla obligatoria de vida; son los compases para que el receptor obedezca de manera complaciente. El lineamiento
editorial de las empresas de comunicación orillan a un solo sentido al comunicado,
los medios independientes son corrompidos y aquellos otros, que difunden ideas
de manera independiente, son intimidados y presionados por no unirse al gusto
de la clase dominante para manipular a las masas. Las mejores técnicas para
idiotizar se han empleado en la
televisión, medios impresos, la radio, el internet, artículos auditivos y
visuales, incluyendo los videojuegos y
la música. La fórmula mágica que tiene
el receptor para no ser contaminado de ideas falsas, es darse por sabedor y
tener por entendido que todo lo contrario a lo que dicen los medios, es la
realidad, y lo que aparece en ellos es lo que se quiere con urgencia se sepa y
se difunda, es decir, ellos marcan la agenda informativa y no los sucesos. Por
eso cuando durante más de diez años en México
se difunden asesinatos con un detalle a detalle de crueldad, y se habla de una
lucha contra el narcotráfico, es importante analizar si nos encontramos frente
a una lucha contra el crimen organizado o si nos encontramos frente a un
terrorismo impulsado desde los medios de control masivo con el fin de lograr una división temeraria, pero con la gravedad
de que no está basada en hechos exagerados, sino solventados por acciones
criminales conjuntas para cumplir el objetivo. Lo mismo sucede en el caso del actual Presidente de los Estados Unidos a nivel mundial, en donde el lineamiento
internacional de quienes controlan los medios informativos y el mundo financiero
es señalar a un tirano demente, para
justificar actos de gobierno, tomados de manera conjunta y así evitar se dañe la imagen de un País de por vida. Históricamente,
debemos recordar que los capítulos más desgarrantes de Alemania en contra de la
humanidad, los asociamos directamente a Hitler y no al gobierno y a la
tolerancia que tuvo esa nación.