miércoles, 28 de febrero de 2018

MIGUEL ANGEL MANCERA A HORAS DE TOMAR SU PASAJE
















Faltan unas horas para que termine la peor administración de la historia de la Ciudad de México, aún contando su época de regencias, y nos referimos al gobierno de Migel Angel Mancera quien llegó como oportunista al PRD  -sin ser perredista-  y obtener la jefatura capitalina, aprovechando la imagen de Andrés Manuel López Obrador  y de promesas de campaña defraudadoras, como el señalar que no subiría el metro y al momento de tomar posesión de su cargo, inmediatamente subirlo. Para hace unos meses señalar que este año no lo subiría, para cumplir sus promesas cuando ya lo había subido a cifras récord y no aprovechadas en el servicio.  Ahora no termina su gestión para poder realizar su ambición de llegar al Senado  como oportunista del PAN –sin ser panista- y como regalo de Acción Nacional por haber declinado a su candidatura Presidencial para que  Anaya fuera el candidato. Fracasada su aspiración presidencial, ahora pretende el Senado por la vía plurinominal del PAN y con la repulsa popular a cuestas que le reclama el tiradero que tiene en la Ciudad de México, la cual gobierna bajo el cobijo del PRD, Miguel Ángel Mancera está dispuesto a renunciar en horas a la Jefatura de Gobierno para lo cual , dice, "enfocarse en la construcción de un gobierno de coalición”.Por una curul, Mancera Espinosa romperá  con su costumbre, otra promesa que hizo a los capitalinos el pasado 9 de diciembre: "Mi lugar está aquí, encabezando las tareas de reconstrucción de mi querida ciudad, sirviéndole a mi gente.  Me quedo para cumplir con la consolidación de una ciudad que dará muestra de cómo se recupera de sus heridas día a día”.Así, el aún jefe de Gobierno operó una gestión "sin militancia partidista (no está afiliado al PRD)”, marcada por la indefinición e improvisaciones. Tampoco supo capitalizar el 63.5% de la votación que obtuvo en 2012 (la más alta para un jefe de Gobierno); por el contrario, dilapidó su popularidad: en julio de 2017, según una encuesta de Reforma, la cifra se revirtió a 64% de desaprobación.En ese lapso, la Ciudad de México alcanzó graves índices de inseguridad, corrupción, opacidad, impunidad y casos de represión, calamidades que contribuyeron al desencanto hacia el PRD, abriéndole las puertas al partido Morena para que ponga fin a la hegemonía perredista el 1 de julio. Mancera por lo pronto quiere aparecer  en las obras incompletas, mal hechas e innecesarias  que programó para sus últimos días como jefe capitalino y dejará a un títere que lo sustituya en su silla de mandato, por lo que será hasta fines de este año, que de no ganar la fórmula perrepanista, se pueda notar un revés al cáncer  que sufre la Ciudad de México como producto de la corrupción mancerista.