Aunque la culpa del descuido permanente de Plaza Garibaldi, también es responsabilidad de las autoridades de la demarcación, también es cierto que el gobierno Mancerista, al cual Alejandra Barrales le quiere dar continuidad en la CDMX, es el mayor culpable de que la zona turística y templo de nuestra música mexicana se haya convertido en una zona de ladrones y en el panteón de la vida nocturna del país, de donde surgieron tradiciones, arte, espectáculo y prestigio internacional. Pese al destrozo que se ha hecho de Garibaldi, la precandidata PRD-PAN tuvo la desfachatez de acudir a la Plaza del Mariachi para pedir el voto en las próximas elecciones y así obtener la jefatura de la Ciudad de México, cuando está demostrada la ineficacia y corrupción del proyecto político al cual defiende para alcanzar sus ambiciones. Sobre la ampliación de horarios de centros de espectáculos para reavivar a la Capital de la República, Barrales parece insistir en tratar al capitalino como un menor de edad que no debe rebasar ciertas horas del reloj para divertirse, tal y como lo ha defendido la administración de Miguel Angel Mancera y que excluye de dichos horarios a aquellos antros, bares y cantinas que estén dispuestos a pagarle a su gobierno corrupto o permanecer de manera clandestina.