“No te preocupes Rosario”, fue la defensa de Peña Nieto en anteriores acusaciones a la secretaría de
dudosa honorabilidad, Rosario Robles, y que surge ahora nuevamente, que bajo la
dirección de Rosario Robles Berlanga, la Secretaría de Desarrollo Agrario,
Territorial y Urbano (Sedatu) realizó operaciones que “simularon diversos actos
jurídicos y presuntas contrataciones con proveedores, con irregularidades por
mil 747 millones 666 mil pesos”, tal y como lo ha sentenciado la Auditoría
Superior de la Federación (ASF) en la auditoría forense 1792-DE, en sus
publicaciones en términos de ley. El órgano fiscalizador detectó presuntos
esquemas de desvío de dinero operados a través de 19 convenios para la
prestación de diversos servicios, que la Sedatu celebró con universidades y
organismos estatales en 2015 y 2016. A menudo, los servicios no fueron
realizados –o pésimamente–, la Sedatu pagó sobrecostos aberrantes –entre 23.5%
y 70%– y la mayor parte del dinero se esfumó en redes de empresas fantasma.Peor
aún: para financiar estos esquemas irregulares, la ASF presumió que la Sedatu
desvió mil 517 millones de pesos de los subsidios asignados al Programa de
Infraestructura, que sirve para realizar obras de carácter social, mejorar las
viviendas de los hogares más pobres o construir casas para las poblaciones
marginadas, según el documento mencionado. El nombramiento del cargo de Robles por parte del Presidente Peña para formar parte de su equipo como secretaria de Estado en cargos
donde se administra dinero a nombre de los pobres; es acertado cuando el objetivo es recopilar ganancias para las
elecciones en favor de los candidatos del Partido oficial o cuando se quiere desviar recursos, ya que ella es una experta en esto; ante la impunidad de los actos de corrupción.