Con motivo de los Primeros 100 días del Tercer Año de
Gobierno, El Presidente Andrés Manuel López Obrador, desde Palacio Nacional, se
dirigió al pueblo de México, para lo que dijo: “Aun con la fuerte pandemia del COVID-19 y
otras calamidades, México se transforma y progresa con justicia y paz social.
La fórmula de gobernar con honradez y austeridad, funciona; incluso, en
circunstancias de crisis y a pesar de la nefasta herencia que recibimos del
periodo neoliberal.Con la política de cero corrupción hemos podido hacer más
con menos y, sin permitir lujos o derroche, hemos ahorrado cientos de miles de
millones de pesos.Se mantienen finanzas públicas sanas. No hemos contratado
deuda adicional a lo aprobado por el Congreso, no hemos aumentado impuestos, ni
se han incrementado por encima de la inflación los precios de las gasolinas, el
diésel, el gas y la electricidad. Asimismo, nuestra moneda, el peso, no se ha
devaluado y la inflación se mantiene controlada.Los ahorros por no permitir la
corrupción y por hacer un gobierno sin privilegios, que evita los gastos
superfluos, nos han permitido financiar el programa de bienestar más importante
en la historia de México.Las pensiones a los adultos mayores y a niñas y niños
con discapacidad, las becas desde preescolar hasta posgrado, el mejoramiento y
la construcción de vivienda, los créditos a la palabra, la atención a jóvenes
que trabajan como aprendices, el apoyo directo a los comités de madres y padres
de familia para mantener en buen estado las escuelas, el garantizar atención
médica, medicamentos y vacunas de manera universal y gratuita, entre otras
acciones de desarrollo social, benefician a la mayoría de la población.En este
programa de desarrollo con sentido social destacan las acciones destinadas a
rescatar el campo y a sus pobladores. Ahora los campesinos más pobres, sean
ejidatarios, comuneros o pequeños propietarios, reciben apoyos directos para
sembrar. Se les entregan fertilizantes de manera gratuita y se benefician con
Precios de Garantía en maíz, frijol, trigo, arroz y leche.Tanto por estos
estímulos como por los créditos de la banca pública y privada, pero, sobre todo
por el acceso al mercado de Estados Unidos, la producción agropecuaria del
país, a pesar de la pandemia, se incrementó en 2020 en dos por ciento en comparación
con el año anterior.En cuanto a la pesca, también aumentó el volumen de captura
de las distintas especies y por primera vez se entregaron apoyos directos en
efectivo a 200 mil pescadores de escasos recursos económicos.Mención especial
merece el programa Sembrando Vida, por tratarse del esfuerzo más grande
reforestación en el mundo. En esta importante labor trabajan 420 mil campesinos
que reciben un jornal de cinco mil pesos mensuales para plantar árboles
frutales o maderables en sus parcelas. En la actualidad, se han sembrado 700
millones de plantas y se llegará a mil millones de arbolitos para cubrir una
superficie de un millón de hectáreas en 20 estados del país.Así como aspiramos
a ser autosuficientes en alimentos, también buscamos producir en México las
gasolinas, el diésel y el gas que consumimos y ser independientes en la generación
de electricidad.Reitero que la política petrolera del país tiene como propósito
respetar los contratos otorgados por la llamada reforma energética del sexenio
anterior, pero no entregaremos nuevas concesiones para la explotación del
petróleo y seguiremos protegiendo a Pemex para mantener su participación actual
en el mercado de las gasolinas, el diésel y otros derivados.Esta política
energética busca producir en México las gasolinas que el país consume y dejar
de importar combustibles del extranjero. Con este fin, se continúa destinando
recursos para la modernización de las refinerías existentes.Se reiniciará la
construcción de la planta coquizadora de Tula, Hidalgo, y se va a concluir a
mediados del año próximo la nueva refinería de Dos Bocas, Paraíso, Tabasco.Aun
cuando se han descubierto tres grandes e importantes yacimientos petroleros
durante nuestro gobierno, la extracción de petróleo se destinará a la
refinación y se acabará con la práctica de exportar crudo y comprar gasolinas;
es decir, toda la materia prima será procesada en nuestro país.Esta nueva
política significa no extraer más petróleo que el indispensable para cubrir la
demanda de combustibles del mercado interno. En términos cuantitativos, esto
significa que durante todo nuestro mandato no sacaremos del subsuelo más de dos
millones de barriles diarios. De esta forma evitaremos el uso excesivo de
combustibles fósiles, seguiremos actuando de manera responsable y no se
afectará la herencia de las nuevas generaciones.La Secretaría de Hacienda y
Crédito Público continuará reduciendo los impuestos a Pemex para garantizar la
ejecución de su programa de inversión, mantenimiento y operación. Pemex es una
empresa de la nación y siempre contará con el apoyo del gobierno de la
República.Se terminará de limpiar de corrupción a nuestra empresa petrolera. No
permitiremos nunca más casos como los de Odebrecht, o el de la compra a precios
inflados de las plantas de fertilizantes, ni la entrega de moches o sobornos a
funcionarios y legisladores.En cuanto a la industria eléctrica, la reforma que
acaba de aprobar el Congreso permitirá reparar el grave daño que causó la
privatización al sector público y a la economía popular, pues mientras el
mercado de esta industria se abrió para dar preferencia a empresas
particulares, nacionales y extranjeras, sobre todo con la entrega de subsidios,
las plantas de la Comisión Federal de Electricidad fueron completamente
abandonadas.Por ese motivo se continuará fortaleciendo a la Comisión Federal de
Electricidad, empresa pública que no puede ser ninguneada, como lo hicieron los
gobiernos neoliberales, dándole trato de segunda mientras se otorgaban
privilegios a empresas extranjeras como Iberdrola.Asimismo, seguiremos
revisando contratos leoninos, porque no es justo que los consumidores
domésticos paguen la luz con tarifas más elevadas que las corporaciones
empresariales o las grandes cadenas comerciales.En nuestro gobierno, después de
un largo periodo de política neoliberal, reiniciamos la ejecución de obras de
infraestructura con inversión pública. Hemos hecho a un lado los Pidiregas o
las llamadas asociaciones público-privadas, que siempre han resultado onerosas y
perjudiciales para el erario.Sin contratar deuda y sin entregar concesiones,
estamos construyendo con presupuesto federal carreteras, presas, hospitales,
universidades, escuelas, acueductos, sistemas de drenaje, plantas de
tratamiento de aguas residuales, puentes, refinerías, vías férreas, centrales
eléctricas, aeropuertos, cuarteles, bibliotecas, parques, mercados, estadios,
unidades deportivas y otras obras.Destacan, desde luego, la construcción del
aeropuerto ‘Felipe ‘Ángeles, el Programa Integral del Istmo de Tehuantepec para
articular puertos, trenes y crear una vía rápida de comunicación entre países y
la Costa Este de los Estados Unidos de América.Asimismo, menciono que el Tren
Maya llevará bienestar a la región de mayor riqueza arqueológica, cultural y
turística del país. Tan sólo en la ejecución de estos tres grandes proyectos se
están generando 116 mil empleos directos y alrededor de 227 mil empleos
indirectos.También informo que está en marcha la integración económica y
comercial con Estados Unidos y Canadá. El acuerdo de cooperación con soberanía
entre nuestros países significa producción, empleos, mejores salarios y
crecimiento en el norte del continente americano, pues sólo así, sumando
esfuerzos, inversiones, talento y mano de obra podremos salir adelante en el
complicado escenario de la economía y del comercio mundial. Somos conscientes
que el desarrollo nacional depende en buena medida de que logremos reducir la
violencia y garantizar la plena tranquilidad pública. Con este propósito y bajo
el principio de que paz es fruto de la justicia estamos atendiendo a los
jóvenes, creando empleos, haciendo realidad el derecho a la educación,
combatiendo a la pobreza, fortaleciendo valores culturales, morales y
espirituales, y también, desde luego, actuando con profesionalismo,
perseverancia, coordinación y respeto a los derechos humanos para garantizar la
seguridad pública. Fruto de este trabajo conjunto de todos los días son los
siguientes resultados: En el tiempo que llevamos en el gobierno se redujo el
robo de combustibles, el llamado huachicol, en 95 por ciento, los homicidios en
1.6 por ciento, el robo de vehículos en 40 por ciento, el secuestro en 38 por
ciento y así en casi todos los delitos del fuero común y del fuero federal.En
suma, de 11 delitos considerados como de mayor impacto, sólo dos han presentado
aumentos: el feminicidio, que creció en 8.5 por ciento y que posiblemente antes
no se clasificaba como ahora; y la extorsión, que aumentó en 21 por ciento.Todo
este esfuerzo para conseguir la paz se ha llevado a cabo sin violaciones a los
derechos humanos, sin el involucramiento de las fuerzas federales en masacres,
sin cometer tortura, sin perpetrar desapariciones forzadas y ejecuciones
extrajudiciales, sin criminalizar a sectores enteros de la población, como
ocurría antes.Aquí destaco la importancia de la creación de la Guardia
Nacional, que ya cuenta con 100 mil elementos, los cuales operan desde 157
cuarteles construidos por los ingenieros militares en todas las regiones del
país.Expreso mi reconocimiento sincero y fraterno a las Fuerzas Armadas. Sin la
lealtad de las secretarías de Defensa y de Marina y sin su entrega al pueblo,
no tendríamos los mismos resultados en seguridad, en desarrollo y en bienestar.Con
las Fuerzas Armadas ayudamos a la población afectada por huracanes,
inundaciones, temblores, incendios y otros siniestros; y con ellas, con las
Fuerzas Armadas, contenemos a la delincuencia organizada e impulsamos la
reconstrucción de la seguridad y de la paz en las regiones del país más afectadas
por la violencia delictiva.Con personal militar se cuidan las instalaciones
estratégicas de la nación, se evita el robo de hidrocarburos, se enfrenta el
contrabando, se persigue la corrupción en los puertos y se defiende la
soberanía, se protege a migrantes y, por si fuera poco, las Fuerzas Armadas nos
ayudan en la construcción de obras de infraestructura para el desarrollo del
país.Recordemos que sin los ingenieros militares y marinos no estaríamos en
este proceso de construcción de obras y servicios, de acciones tan relevantes
como el dragado o desazolve de ríos, la limpieza de playas, la construcción de
canales, las sucursales del Banco de Bienestar, los cuarteles de la Guardia
Nacional, los viveros para las plantas del programa Sembrando Vida, el manejo
de la logística y la distribución de las vacunas contra el COVID. Sin su ayuda
no habríamos podido realizar la tarea de reconstrucción o terminación de
hospitales que el régimen neoliberal dejó abandonados o a medio construir. El
apoyo del personal de salud, de la Defensa y de Marina han sido fundamentales
para hacer frente a la pandemia, pero también para emprender la construcción
del Tren Maya, el nuevo aeropuerto de Tulum, el aeropuerto ‘Felipe Ángeles’, en
Santa Lucía. Adicionalmente, nuestros institutos castrenses han participado en
la transformación de la antigua prisión de las Islas Marías en centro cultural
ecológico y turístico. En fin, el apoyo de las Fuerzas Armadas en la transformación
de México ha sido, repito, fundamental y estratégico. Sin duda, no habríamos
podido enfrentar a la delincuencia y garantizar la seguridad de los ciudadanos
con la extinta Policía Federal, que estaba podrida casi por entero, como lo
prueba el hecho de que uno de los anteriores secretarios de Seguridad Pública
permanece en la cárcel en Estados Unidos acusado de asociación delictuosa y
lavado de dinero. Habría sido imposible ejecutar las obras públicas en curso
con empresas constructoras mal acostumbradas o, mejor dicho, acostumbradas al
influyentismo, la irresponsabilidad y la corrupción y con una Secretaría de
Comunicaciones y Obras y Transporte, que había quedado reducida a una mera
oficina para la entrega por consigna de contratos a empresas predilectas del
país o del extranjero.Las acusaciones de que estamos militarizando al país
carecen de toda lógica y, en su mayoría, de la más elemental buena fe. No se ha
ordenado a las Fuerzas Armadas que hagan la guerra a nadie. No se les ha pedido
que vigilen u opriman a la sociedad, que violen las leyes, que coarten las
libertades y mucho menos que se involucren en acciones represivas o violatorias
de los derechos humanos. Por el contrario, en esta nueva etapa, la generosa y
decisiva participación de nuestros soldados y marinos en acciones de
desarrollo, bienestar y paz es refrendo de su lealtad a las instituciones
civiles. Esa participación, además, contribuye a dejar atrás la distancia y
hasta la desconfianza entre civiles y militares que se generó por las
decisiones erróneas y perversas de los anteriores gobernantesPor eso, reitero
mi reconocimiento a esas dos importantes instituciones del Estado mexicano: la
Secretaría de Marina y la Secretaría de la Defensa Nacional.Gracias, almirante
José Rafael Ojeda Durán. Se lo transmite, almirante Redondo.Gracias, general Luis
Cresencio Sandoval González.Amigas y amigos:En este año 2021 estamos
conmemorando los 700 años de la fundación de nuestra ciudad capital; según se
afirma en los Memoriales de Culhuacán, se decía: ‘Mientras exista el mundo, no
acabará la gloria y la grandeza de México Tenochtitlan’.También en este año
estamos recordando su caída, hace 500 años, por la invasión española, así como
los 200 años de nuestra Independencia, alcanzada el 26 de septiembre de 1821.Para
nosotros, la historia -como diría Cicerón- es la maestra de la vida, y las
culturas heredadas de nuestras grandes civilizaciones han sido siempre nuestra
salvación ante agresiones, huracanes, temblores, inundaciones, incendios,
sequías, epidemias, malos gobiernos, saqueos y otras desgracias. Por eso, no
debemos olvidar nuestro pasado, sus enseñanzas son la base para edificar un
mejor porvenir. En este contexto, hemos celebrado ya tres actos conmemorativos:
uno, dedicado a Vicente Guerrero, líder popular e independentista; otro, para
recordar la promulgación del Plan de Iguala y la creación de nuestra bandera; y
recientemente, el 25 de marzo en Champotón, Campeche, honramos la resistencia
indígena y condenamos el racismo. En estos encuentros de reflexión y diálogo
nos acompañaron Martín Luther King, hijo del gran luchador de los derechos civiles;
Alberto Fernández, presidente de Argentina; y Luis Arce Catacora, presidente
del Estado Plurinacional de Bolivia. También se tienen programadas para los
meses próximos exhibiciones de piezas arqueológicas y códices, así como la
participación de delegaciones artísticas de varios países, con la asistencia de
mandatarios o líderes sociales o sectoriales de diversas expresiones políticas,
étnicas, sociales y culturales del mundo. Entre muchas otras cosas, destaco la
reedición de dos millones 100 mil libros que se van a distribuir de manera
gratuita, de 21 destacados autores que han dejado con sus obras constancia de
la grandeza cultural de México. Cito los títulos y a los autores: El laberinto
de la soledad de Octavio Paz; Tomochic, de Heriberto Frías; Crónicas de amor,
de historia y de guerra de Guillermo Prieto; Balún Canán de Rosario
Castellanos; El libro vacío, de Josefina Vicens; Canek, de Ermilo Abreu Gómez;
Noticias biográficas de insurgentes apodados, de Elías Amador; Paseo de la
Reforma, de Elena Poniatowska; Los de abajo, de Mariano Azuela; La sombra del
caudillo, de Martín Luis Guzmán; Río subterráneo, de Inés Arredondo; El libro
rojo de la Independencia, de Vicente Riva Palacio y Manuel Payno; Breve
historia de la guerra con los Estados Unidos, de José C. Valadés;
Apocalipstick, de Carlos Monsiváis; Tiempo de ladrones, de Emilio Carballido;
Muerte en el bosque, de Amparo Dávila; Antología de la poesía del siglo XIX, de
varios autores, mujeres y hombres; Y Matarazo no llamó, de Elena Garro; Tiene
la noche un árbol, de Guadalupe Dueñas; Pueblo en vilo, de Luis González y
González; La revolución de Independencia, del maestro Luis Villoro.Pese el
tremendo daño causado por la pandemia de COVID-19 que, además del sufrimiento
de millones de enfermos ha provocado un inmenso dolor a familiares por la
pérdida de sus seres queridos, poco a poco vamos construyendo una nueva
normalidad.En estos últimos han bajado los contagios, las hospitalizaciones y,
lo más importante, los fallecimientos, y precisamente ahora estamos contando
con más dosis de vacunas para proteger lo más pronto posible a toda la
población. Ya comenzamos con los más expuestos a contraer el virus y con los
más vulnerables. El Plan de Vacunación comenzó con el personal de salud de
hospitales COVID y ahora estamos atendiendo a adultos mayores de 60 años de
todo el país.Contamos hasta el día de hoy con 12 millones 334 mil 445 dosis y
hemos aplicado, hasta hoy también, siete millones 401 mil 513. Y reitero el
compromiso de terminar de vacunar a todos los adultos mayores del país en este
mes próximo, en el mes de abril. De esta manera, según los especialistas, se
podría reducir la mortalidad por COVID en un 80 por ciento.Además,
inmediatamente después de concluir con la población adulta vamos a vacunar a
los trabajadores de la educación, tanto del sector público como del sector
privado, para reiniciar clases presenciales; de ser posible, antes de terminar
el ciclo escolar.Termino en este caso informando que tenemos contratos para
recibir vacunas suficientes y proteger pronto, muy pronto a toda la población.Además,
dos vacunas se están envasando en México: CanSino y AstraZeneca, y ya se
empezaron a producir millones de dosis por semana de estas dos vacunas.Aprovecho
para agradecer a todas las empresas farmacéuticas y centros de investigación
por su actuación responsable. Ya hablé de dos vacunas y agrego SinoVac, el
Centro Gamaleya que desarrolló la Sputnik V; y Pfizer, compañía que se ha
comportado a la altura de las circunstancias.Asimismo, en nombre del pueblo de
México expreso nuestra gratitud a los gobiernos de Argentina, Rusia, India,
China y Estados Unidos. En este asunto tan profundamente humano no hay cabida para
el egoísmo o las disputas hegemónicas, por encima de todo debe prevalecer siempre
la fraternidad universal.En lo económico y en lo social, también vamos saliendo
de la crisis. La actividad productiva y comercial empieza a reponerse sin que
hayamos recurrido al endeudamiento, sin aumentar impuestos y sin gasolinazos,
sólo con los ahorros por el combate a la corrupción con eficiencia
administrativa, con mucho trabajo y con austeridad republicana. El pronóstico
de crecimiento para este año ha ido subiendo y ahora hasta los más precavidos
aceptan que será del cinco por ciento.En mi opinión, a mediados de este año
nuestra economía habrá recuperado los niveles previos a la pandemia, pienso
también que los sectores más afectados como el turismo, el comercio, los
restaurantes y otros servicios volverán a florecer. Así también lo indican los
resultados, los datos. Del millón 117 mil 584 empleos formales que perdimos, un
millón 117 mil 584 empleos formales que perdimos, ya hemos recuperado 538 mil
13. Esto se ha logrado también gracias al apoyo de los migrantes, que en 2020
enviaron a sus familiares 40 mil 600 millones de dólares, una cifra récord y
que siguen nuestros paisanos, héroes, heroínas, vivientes, siguen mandando
dinero a sus familiares en México. En este primer trimestre tenemos datos y
hemos hecho una estimación que van a aumentar las remesas en 13 por ciento en
relación con el mismo periodo del año pasado.También ha incidido en este
horizonte esperanzador las decisiones que tomamos de destinar más presupuesto
para el bienestar y entregar estos apoyos de abajo hacia arriba, con lo que evitamos
una crisis de consumo.Para ilustrar esta afirmación, baste con el dato de que
las tiendas de autoservicio han aumentado sus ventas de marzo de 2020 a la
fecha, es decir, durante todo el año de pandemia, en seis por ciento. En fin,
la gente no ha dejado de contar con ingresos para alimentos y bienes básicos,
no tenemos crisis de bienestar social y no hay saqueos, ni un repunte delictivo
por hambre, desesperación o desamparo.Desde luego, todavía hay desgraciadamente
en nuestro país mucha pobreza y nos falta alcanzar el objetivo central de vivir
en una sociedad mejor, más fraterna, con más igualdad, justicia, democracia y
libertades, completamente libre de las rémoras del clasismo, de la
discriminación y del racismo. Pero hacia allá vamos, en busca de esa
maravillosa utopía, de ese fecundo y bello ideal de ser felices por estar bien
con nosotros mismos, con nuestra conciencia y con el prójimo.Muchas gracias.¡Viva
México!Más en www.somoselespectador.blogspot.com