viernes, 12 de marzo de 2021

CARMEN ARISTEGUI Y CIRO GOMEZ LEYVA; LA GUERRA DE LOS PASTELES

 


























ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.-Antonio Machado si viviera y pudiera compenetrarse en el momento que viven los medios de comunicación en México  en la  actualidad, diría que existen una forma de hacer comunicación "que muere y otra que suspira". Por un lado están las carcachas informativas, que resultaban funcionales cual motor Fórmula Uno para la contención  política del gobierno en su ejercicio saqueador.  Y por el otro lado,  las nuevas elaboraciones informativas que se contagian de la apertura  por el  neopresidencialismo liberal y por las opciones de comunicación no tradicionales. Como ejemplo de la gran brecha entre los medios progresistas y aquellos que no lo son, el día de hoy resulta muy simbólico y un parámetro inequívoco de lo que estamos señalando. Este 12 de marzo, mientras que por un lado el lector de noticias Ciro Gómez Leyva festejaba sus 20 años de estar en un espacio  de control de opinión acondicionante, mediante la transmisión de su programa por Radio Fórmula y Telefórmula; por otra parte la comunicadora Carmen Aristegui también en la barra matutina, por Grupo Radio Centro y  por  La Octava Televisión , presentaba por primera vez en televisión y en radio abierta, el reportaje que realizó y que dio vueltas a varias partes del mundo, en donde se exhibe la construcción y compra de la obra faraónica denominada "La Casa Blanca" que construyó de una manera desproporcional y como producto de la corrupción y el tráfico de influencias, el expresidente Enrique Peña Nieto en cumplimiento de un cuento de hadas para Angélica Rivera, y cuyo reportaje le costó la censura y la persecución judicial a Aristegui. Como siempre lo he dicho; aquel comunicador cuya vía de comunicación son los medios masivos, por algo están en esos medios, ya que los intereses que por ahí corren, son diferentes a los intereses simplemente informativos; sin embargo,es claro, que el nacimiento de los medios alternativos y una política de Estado no censuradora, marcan una brecha de enorme dimensión,entre aquellos que defienden absolutamente la propaganda empresarial distorsionadora y quienes están atentos al cambio que nos brindan los nuevos tiempos progresistas. y los que hemos estado tanto en los medios comerciales tradicionales como los que son no convencionales, lo sabemos.