Jorge Mario Bergoglio lanzó desde Roma su tradicional
felicitación de Navidad a través de la célebre bendición Urbi et Orbi, a la
ciudad y al mundo. Ante una Plaza de San Pedro soleada, el Santo Padre hizo
hincapié en la necesidad de una «fraternidad» mundial, «entre personas de
diferentes naciones y culturas» y «religiones», con el objetivo de lograr la
«salvación» destinada a conseguir la paz. En cuanto actor geopolítico global,
ayer el Sumo Pontífice no solo ha celebrado el nacimiento de Cristo; sino que
recordó al mundo los actuales conflictos internacionales en curso. Entre los
escenarios nombrados, destacaron sus palabras dedicadas a Nicaragua y
Venezuela, pero también a Yemen, Siria, las dos Coreas, Palestina, Israel y
Ucrania. Desde la Logia Central de la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco
ha deseado que «los habitantes de la querida Nicaragua se redescubran hermanos,
para que no prevalezcan las divisiones y las discordias» y que «todos se
esfuercen por favorecer la reconciliación y por construir juntos el futuro del
país». En lo que se refiere a Venezuela, un país devastado por la
hiperinflación, Jorge Mario Bergoglio pidió «concordia» y «reconciliación» para
el país latinoamericano. Según él, el momento navideño puede servir como
elemento de acercamiento y comprensión entre las partes implicadas en el
conflicto: «Que este tiempo de bendición de permita a Venezuela encontrar de
nuevo la concordia y que todos los miembros de la sociedad trabajen
fraternalmente por el desarrollo del país», con el objetivo de proteger «a los
sectores más débiles de la población», aseguró Francisco desde la Ciudad
Eterna.El líder de la Iglesia Católica en el mundo dedicó, como de costumbre,
unas palabras al conflicto palestino-israelí, enquistado desde hace décadas: «Israelíes
y palestinos deben retomar el diálogo y emprender el camino de la paz que ponga
fin a un conflicto que desde hace setenta años lacera la Tierra elegida por el
Señor para mostrar su rostro de amor». El Santo Padre también ha dedicado unas
palabras a las tensiones entre las dos Coreas y a un proceso de paz que está
tardando en llegar, por el momento: «La Navidad puede soldar los vínculos
fraternos que unen la Península Coreana y permitir la continuación del camino
de acercamiento y obtener soluciones compartidas que aseguren el desarrollo y
el bienestar para todos».