Por estos
días nadie recuerda tan celosamente a Pedro Infante que ahora hasta se duda sea
el máximo ídolo nacional. Tampoco se recuerda a Jorge Negrete, esta semana
únicamente se llora a Juan Gabriel a pocos días de su fallecimiento y quien
probablemente termine con la etapa de Infante para colocarse como el máximo
ídolo ausente de nuestro México. Juanga entra a la memoria colectiva del pueblo con un nuevo
perfil de los anteriores, al decirnos que la primera vez que se emborrachó no
fue muy joven en aquel tema, para que me haces llorar; tampoco carga pistola ni
recetas para enamorar a su amada, ni es milamores aunque si conquistador. No es
el macho que monta a caballo sino un carismático amanerado sin complejos y que
poco le importa si lo tachan de homosexual y no hace aclaraciones. Divide a
quien lo describe como coqueto y elegante y a quien le dice naco con
lentejuelas, ambas críticas las ignora sin sacar el revolver. Y el pueblo lo
acepta tal y como es, a cambio de recibir una herencia de canciones que a
diferencia de las autorias finas de Alvaro Carrillo y represivas de José
Alfredo , son más nutridas en sus géneros y ritmos, son más abundantes y quien
las canta sabe con exactitud en la mayoría de las veces que se trata de la
pluma de Juan Gabriel, en contraste a las confusiones que ocurre con los
compositores anteriormente mencionados. El pueblo dicen es sabio y sabe por
quien llorar, y llora por aquellos dotados de talento pero también de
publicidad y de la insinuación televisiva y la digestión fácil. El bajo poder
adquisitivo del público de cierta edad no les deja decidir en el mercado, sin
embargo pobres y ricos, TOMADOS en cuenta y no; bravucones e inteligentes, nacos y elegantes,
homosexuales y heterosexuales, coinciden en su mayoría en la grandeza de Juan
Gabriel por su aportación a la música popular mexicana y parece evidente que
ellos mismos decretan la muerte de los Infante y de los Negrete como primeros
ídolos y la construcción de una tercera pata que sirve para sostener la base de
la composición mexicana y cuyas patas son Carrillo, Jose A. Jiménez y ahora
Alberto Aguilera Valadez alias Juan Gabriel, quien ama, disfruta y llora al
igual que los otros ídolos pero con mayor autoestima que le permite decirle al ser amado: -"te pareces tanto a mí,
que no puedes engañarme"Más en www.somoselespectador.blogspot.com