Para muchos las movilizaciones en contra de los matrimonios de personas del mismo sexo, es una forma de que las asociaciones religiosas de frente o escudadas en asociaciones civiles, encaran al gobierno mexicano y a su población con el fin de no quererse quedar fuera de la vida política del país, en razón de que el matrimonio gay fue una iniciativa de ley presidencial que ha sido archivada, por lo que protestar contra una reforma que se ha paralizado no es más que una forma de querer estar en la actividad política del país y descalificar el derecho de quienes no comulgan con los estatutos religiosos, principalmente de la Iglesia Católica y por otro lado botín político de quienes dicen impulsar algo que en el fondo no se está impulsando, empezando por el ejecutivo federal quien lanzó una bala de goma que vendió como explosivo sabedor de que su iniciativa de ley por sí sola tenía trabas para que pudiera ser exitosa, al igual que la iniciativa de legalizar la Marihuana para fines recreativos y la adopción de menores por homosexuales, cuando la misma es del ámbito local y no federal y en donde en la mayoría de los códigos civiles no existe prohibición expresa para que un menor no pueda ser adoptado por una persona homosexual.
