Ante todo un ejército antiprogresista de desinformadores que acaparan los medios tradicionales de comunicación, todavía existimos a quienes nos encanta prender el radio y la televisión para escuchar sus notas y comentarios maliciosos. No puedo dejar de perderme a Ciro Gómez Leyva, las expresiones de Denise Dreiser o las de Adela Micha, y ni que decir los análisis de José Cárdenas o de Joaquín López Dóriga, entre otros. Y es que uno como televidente, pocas veces cuenta con la oportunidad de poder disfrutar como se retuercen los corruptos, como luchan por su sobrevivencia disimulando que están en una pantalla de hace por lo menos 18 años en donde tenían todo controlado, observar como resultan inútiles ante la aparición de los medios emergentes y alternativos y como están moralmente derrotados y con la credibilidad acabada. Y aunque parezca cruel, apreciar la agonía de quienes eran corruptamente todopoderosos y estafadores, es un espectáculo que no pienso perderme, por lo menos, en lo que dure este sexenio.Más en www.somoselespectador.blogspot.com