Después de casi medio sexenio de ausencia de los medios
convencionales por parte de Carmen Aristegui en lo que muchos llaman un veto presidencial,
después de que la periodista sacó a la luz pública una propiedad lujosa y supuestamente obtenida por cobro de favores y uso de sus
funciones, por parte de Enrique Peña Nieto, y de que el Presidente electo,
Andres Manuel López Obrador haya señalado en una entrevista, que trataría de
procurar el regreso a la radio de Carmen y José Gutiérrez Vivó; el día de ayer Organización Radio Centro dio
a conocer un convenio comercial con Aristegui, para que su programa que realiza
por internet, también sea transmitido por las frecuencias del FM de Francisco
Aguirre Gómez, a quien por cierto en su presencia y durante la campaña
presidencial, López Obrador lamentó la salida de Gutiérrez Vivó y de la propia Carmen Aristegui. La
contratación de la comunicadora por parte de Grupo Radio Centro bajo las condiciones de continuar con “Aristegui
Noticias” es un golpe estratégico de un radiodifusor que no es un improvisado y
sabe a perfección el negocio radiofónico. Y es que con tal operación se matan varios
pájaros de un solo tiro. En primer término se complace al nuevo Presidente de la República, (como ha sido la tradición de Radio Centro), al adelantarse a contratar a Aristegui, cunado siempre la había
pretendido Grupo Fórmula. Segundo, la programarán, a partir del 17 de octubre,
en la frecuencia 97.7 del FM, que es
la estación de GRC que ha presentado más baja audiencia de este grupo poderoso, al grado de
haberse presentado un escándalo por supuestos malos manejos para aumentar sus
ratings, en donde se involucró el locutor
Toño Esquinca, quien daría cantidades de dinero a quien respondiera que
sintonizaba en su radio, las estaciones Alfa y la 97.7; por lo que el informativo de Aristegui podrá levantar a dicha estación musical. Sin embargo, el regreso de Carmen Aristegui a la
banda de la radio abierta, quizá traerá las primeras consecuencias de
que ahora exista un nuevo gobierno, ya que la opción no censurada obligará a otros
noticieros a utilizar nuevos métodos si es que no quieren quedarse atrás, por utilizar
sus viejas recetas que maquillan la realidad, con tal de que se complazca al
presidente en turno o porque intereses chayoteros y extrainformativos, así se
los demandan. Ante radioescuchas que
en su mayoría han votado por el cambio de gobierno y de métodos, y por la
opción lopezobradorista, ahora la audiencia tendrá que ser enamorada por los
Ciros, los López-Dórigas, los Josés Cárdenas
y los arrepentidos Ruiz Healys o sino lamentar hablar en soledad, como le ha
ocurrido al propio Carlos Loret de Mola, quien a su llegada a Grupo Radio
Centro por Universal 88.1, con su noticiario matutino, no ha logrado aumentar o
al menos duplicar, los índices de
audiencia que en esa estación, provocaban los programas “El Club de los Beatles”
y “La Carambola”. No podemos saber si la
cuarta transformación del país planeada
por López Obrador, también pueda traer como consecuencia indirecta o directa y sin necesidad de censurar, la posible jubilación de los defensores del sistema, cuyas malas intenciones, ahora
únicamente sirven para ponerse al servicio de los políticos que forman la resistencia más que la
oposición, y así, dar paso a la llegada de nuevos comunicadores que antepongan ante el
micrófono, la veracidad y su autonomía, antes que la mercadería de su
palabra. A su regreso a la radio del FM,
Carmen Aristegui señaló que este retorno es un golpe a la censura y un paso a la
libertad de expresión. Y es que no importa las tendencias políticas o
preferencias doctrinarias de cada
analista o comunicador, pero es sano, expresarlas en la mesa y no
navegar como un comunicador sin tendencias más que la narración de la noticia y
sin intereses creados. Por su parte, el otro empresario de Grupo Radio Centro, de nombre Juan Aguirre, acompañó a Carmen Aristegui a la Conferencia de Prensa para difundir su regreso, y señaló que para la empresa
es un hecho histórico llevar a la periodista a sus micrófonos, ya que desde que
ella salió del aire, se quedó un mercado desatendido, a lo que la periodista a la vez, llamó un fenómeno de la represión política y empresarial. Sin embargo, nosotros
pensamos, que mientras el periodista no sea bien pagado por el simple hecho de
hacer periodismo y no de sus relaciones públicas y que se mantenga su plena autonomía
aún participando en un medio de comunicación, los intereses siempre
aparecerán a diferencia de aquellos que
sostienen sus propios medios o con afinidad en sus patrocinadores.