La primera dama del país, Angélica Rivera, volvió a sacar del apuro a la Presidencia de la República, al iluminar con su presencia, la primera entrega del Premio Luz de Plata, que entrega el Poder ejecutivo federal. Ante la opaca, pésima e inepta administración pública de la secretaria de cultura, Maria Cristina García Cepeda, se tuvo que valer del discurso y la presencia de Rivera, para que la nueva estatuilla no tuviera contradicciones y abolladuras. En la ceremonia por la primera entrega del galardón, llevada
a cabo en el Castillo de Chapultepec, Rivera recalcó que “como actriz, siempre
tuve el deseo de que se le diera el valor y se reconociera el trabajo de los
actores, y todos los creadores de la cinematografía de nuestro país en todos
los ámbitos".“Hoy, esa idea se ha convertido en una realidad. Con este
premio se está dejando un legado muy importante para el reconocimiento a las
grandes trayectorias y talentos de nuestro país”. Los primeros reconocidos con el Premio Luz de Plata fueron
el actor Ignacio López Tarso, poseedor de una de las carreras más
impresionantes en la historia del cine nacional, y Bertha Navarro, productora y
documentalista, quien aprovechó la tribuna para solidarizarse con familiares de
los 43 estudiantes de la escuela normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero,
víctimas de desaparición forzada.