Las invitaciones como analista y el calificarla como ejemplo femenino a Rosario Robles por parte de algunos periodistas y espacios informativos, no es más que el reflejo de que el programa alimenticio que encabezó, destinó el ochenta y cinco por ciento de sus recursos a la publicidad del mismo y el resto para el objetivo planteado, es decir, casi la totalidad del presupuesto fue destinado para chayotear periodistas y medios de comunicación. Rosario robles parece seguir en una burbuja, al establecerse investigaciones en contra de subordinados de la secretaria, como es el caso de Gustavo Rodríguez, pero de no operar una amnistía política, Robles tendría que responder por las faltantes en las secretarías que ocupó en este sexenio peñista. Por su parte, el Presidente electo ha preferido darle la vuelta al tema, y no es porque quiera caer en la tapadera de corrupción, sino que quiere mostrar la congruencia que no han mostrado sus mentirosos antecesores, y sabe que si se encarcela a robles, también se tendría que encarcelar al resto de los funcionarios que la tenían como jefa inmediata, y también al propio Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, y a todos los corruptos, es decir, la política mexicana se quedaría sin fichas, cuando la llegada a la Presidencia por parte de Andrés Manuel lópez Obrador fue por medio de una lucha legitima pero electorera, y no llego a la silla presidencial por medio de una revolución que pudiera eliminar al material humano podrido que todavía tiene influencia en las altas esferas de poder y cuya burbuja se puede debilitar, únicamente con un borrón y cuenta nueva, pero no por actos anteriores a este gobierno. Sin embargo, hay voces legislativas que demandan la rendición de cuentas de Robles y su respectivo castigo de comprobarse jurídicamente, su evidente responsabilidad.
