Los elementos que de manera clara señalan al anterior gobierno de la CDMX como una administración corrupta y accionada por quien se escudo en el senado, que es Miguel Angel Mancera Espinosa; obligan a la actual jefe de Gobierno a esclarecer punto por punto los pasos de su antecesor y actuar en consecuencia, ya que en caso contrario es aceptar una complicidad. Sí Claudia Sheinbaum pretende ser candidata a la Presidencia de la República, no podrá llegar de manera legitima, sí antes, no mete a la cárcel a Mancera. Aunque la mandataria capitalina ha advertido que su gobierno es progresista y adherido al proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador, se debe tomar en cuenta que los objetivos y las circunstancias de gobierno de la capital del país comparados con los de todo México, son abismalmente diferentes. No es lo mismo desgastarse en perseguir y procesar a Salinas de Gortari, a Felipe Calderón o a Peña Nieto y sus cómplices que saturarían las cárceles, en vez de meterse de lleno a la regeneración del país, que asumir las diferentes facultades y obligaciones que brindan una constitución local, cuya obligación para Sheinbaum Pardo debe ser tan prioritaria en la actividad administrativa y en la planeación jurídica, social, económica y de seguridad, como lo es el rendimiento de cuentas anterior y actual, que implica atrapar a quien es a todas luces, un ladrón con goces de fuero.
