Los dos departamentos de interés social no son suficientes para explicar el fenómeno López Obrador, decir que ganó las elecciones presidenciales por el hastío del abuso de poder, el descuido de gobierno y el fastidio por el PRI, sería un análisis simplista e incompleto al dejar fuera su victoria no reconocidas en el 2006 y su empate técnico del 2012. La explicación quedaría corta, sí contamos que después de haber obtenido 53 por ciento de las votaciones, ahora su popularidad ha aumentado, con la aceptación de 8 de cada 10 mexicanos. Quizá el fenómeno social nació, independientemente de su liderazgo, a partir de la persecución de Estado en su contra, encabezada por la esfera empresarial utilizando la fuerza mediática y la servidumbre de Vicente Fox para intentar incluso meterlo a la cárcel. Por otro lado, también debemos considerar su labor política en todos los frentes, la partidista, la grupal, y principalmente su cercanía con el pueblo, no desde un avión o helicóptero, sino a pie y pueblo por pueblo soportando las mismas carencias y denunciando con información privilegiada, el sentir del pueblo y la manera en que el gobierno neoliberalista realizaba su labor exterminadora.
