Hace 100 días pocos medios informativos señalaban como Donald Trump digirió un plato con tacos en señal de amistad con los mexicanos. De igual manera poco se decía de su propósito por expulsar únicamente a los emigrantes que cruzaran la línea fronteriza de manea ilegal o hayan cometido acciones delictuosas y no de aquellos cuya estancia era la apropiada. Tampoco se hacía mención respecto a su declaración de que la construcción del Muro Fronterizo, también serviría de protección para el territorio mexicano, debido al tráfico de armas que se introducen a México provenientes de los Estados Unidos. Y sin embargo los voceros de la noticia, aterrorizaban con que Trump eliminaría el TLC con México, cuando muchos mexicanos han estado inconformes con tal relación por sus nefastas consecuencias sociales, culturales y económicas en contra de nuestro país. Sin embargo, medios nacionales y extranjeros y miembros del gobierno mexicano, incluyendo a diputados, senadores, gobernadores, Jefe de Gobierno y el Presidente de la República, descalificaban como aún lo hacen a Trump y presagiaban el fin del mundo económico y la prohibición de legales e ilegales para pisar el territorio estadounidense, así como la desaparición del peso ante el dólar en lo que supuestamente sería , una devaluación de minuto a minuto, que finalmente en la realidad, ni siquiera rebasó los 21 pesos. Con todos estos rumores y amenazas, ilusos calificaban de necios a aquellos que veíamos tales prefacios como exageraciones provenientes de quienes trataban de justificar la pésima estrategia económica de nuestro país y al gobierno despojador de Peña Nieto. Sin embargo, el atacar a Trump sería una buena estrategia para ganarse simpatías y la unión del pueblo con un gobierno deteriorado pero que por lograr su objetivo, atropelló el respeto de un país vecino aunque dicho país vecino nunca ha respetado al nuestro. Los modales diplomáticos fueron pisoteados hasta por aquellos artistas mexicanos "lame huevos" que quisieron influir en las elecciones estadounidenses que no nos correspondían y que luchaban porque las votaciones se inclinaran a favor de Hillary Clinton, a quien los falsantes encuestistas daban como vencedora de la contienda presidencial, incluso hasta horas antes del cierre de las votaciones que declararon a Trump como el nuevo Presidente de los Estados Unidos. Ahora se han cumplido cien días de la llegada de Donald Trump a la silla presidencial del país más poderoso del mundo y las deportaciones de ilegales por parte de los Estados Unidos no superan las que propició Obama, el crecimiento P.I.B. de México, es del 2.5 por ciento que es el más alto de los últimos tres trimestres. Las exportaciones de México han crecido a un ritmo mayor a las de hace cinco años y Trump ha declarado que ha recapacitado en clausurar el tratado de Libre Comercio con México para mejor renegociarlo. Y es que el actual Presidente de los Estados Unidos no es más ni menos perverso que sus antecesores y han bastado apenas 100 días para que haya ordenado un ataque bélico al Medio Oriente y haya producido un caos en Venezuela. Sin embargo la situación económica y social que vive México y su moneda; no es ajena a la influencia lineal que marcan los Estados Unidos; pero definitivamente, la causa directa de la crisis de México, es culpabilidad directa de su actual gobierno peñista con la complicidad de los gobiernos mexicanos anteriores. Se previene una nueva alza a la gasolina, después de la deficiente reforma energética y la venta de recursos naturales mexicanos a extranjeros, sin embargo, la misma se ha detenido, debido a que están a la vista las elecciones del Estado de México que son importantes para el Partido en el Poder, y los aumentos de precios, revivirían los malos momentos y la irritación social que se presentó a principios de este año, lo que prácticamente derrotaría de manera contundente al priísmo, situación por la cual se han logrado retardar los aumentos hasta después de las votaciones; pero en cuanto vuelva a ocurrir, entonces seguramente, regresará el tiro al blanco en contra de Donald Trump que aunque responsable indirecto de nuestra economía, realmente, los culpables y enemigos directos están en nuestra propia casa.