Rosario Robles Berlanga quien sin duda resultó un ejemplo de "una mujer luchona" para las féminas corruptas, nos regaló dos momentos inolvidables para la vida pública del país, que son sus carcajadas llenas de vulgaridad e impunidad en las entrevistas con Adela Micha, que lejos de ser una conversación periodística eran unas auténticas charlas de cantina, y aquella vez en donde se presentaron en Palacio Nacional, los integrantes del gobierno Peñista que darían paso al equipo lópezobradorista, en donde RR, se escondió entre la fila de funcionarios públicos, cual RR. Aquel "No te preocupes Rosario" resultó otra promesa incumplida de un falsante como Peña Nieto, y el 13 de Agosto de hace dos años, la exsecretaria de Desarrollo Social, ingresaba al Centro Femenil de Reinserción Social Santa Marta Acatitla, que por cierto fue inaugurado por el Licenciado Andrés Manuel López Obrador en una de sus áreas, el día 13 de marzo del 2003. La funcionaria pública alegó ser una perseguida y presa política, y así, también cobró favores para que espacios informativos la replicaran en sus dichos y mostró a su hija Mariana Moguel como un símbolo de lucha ante la injusticia judicial, pero fue a fines del año pasado, en donde Robles confesó su culpabilidad y ha pretendido acogerse a la figura de testigo colaborador, situación que no ha sido del todo definida y aceptada por la FGR, toda vez que Robles ha señalado a posibles cómplices de sus fechorías, pero sin que haya sido coherente en los señalamientos, sino por el contrario, sus exposiciones han sido confusas e ilógicas. La actividad procesal desarrollada entre el tortuguismo insolente de nuestro sistema procesal penal mexicano y la alteración del calendario normal de las actividades procesales debido a la pandemia del coronavirus, no ha permitido resolver con sentencia definitiva su caso, mismo del cual, ahora sí tiene que preocuparse.