¿Cómo debemos medir la popularidad del Presidente Andrés Manuel López Obrador?, por lo que nos dicen sus convocatorias callejeras o por lo que nos dicen los encuestistas al servicio de los medios de comunicación sujetos a la direccional hamponaempresarial. Los voceros del contrasistema todavía aceptan un porcentaje del 59
a 55 de aceptación a favor del Presidente, sin la caída brusca
que ellos quisieran pero sí el anuncio de descenso paulatino, como cuando la
contienda electoral del 2006 y ni se diga del 2012, en donde quienes decían que López Obrador estaba en
altos niveles, poco a poco los iba perdiendo rotundamente y que después se disculparon porque se habían equivocado.
Ahora la receta es la misma al señalar un rechazo entre el 40 a 45 por ciento
para el Presidente, pero ahora la razón de su supuesta caída, no es ni el cállate chachalaca, ni no
acudir al debate para la presidencia, ni el decir: al diablo con las instituciones, ni
la advertencia de que se diga es un peligro para México; sino que ahora es el avión
presidencial, y su punto de vista de atacar la violencia generalizada y no
únicamente la de género. No se toma en cuenta la estabilidad del peso ante el dólar, el
combate a la corrupción, el no gasolinazo ni las catástrofes económicas
anunciados por quienes no querían llegará a la presidencia. Es lógico que el
nivel de popularidad tienda a bajar y más tratándose de un Presidente de la
República, pues hasta a Cristo le apuntan detractores, pero ¿Cuántas veces se
le puede creer a un mentiroso y cuantas
veces se le puede creer a quien no lo ha sido?. La popularidad de López Obrador
se nota en las calles y no en la televisión, y claro que no se mantendrá siempre
al mismo nivel ya que las acciones de
gobierno desgastan, pero actualmente no goza de buena salud sino de excelente
salud como uno de los Presidentes mejor aceptados de la historia de México y el
más sobresaliente del mundo. Sin embargo existen incautos que le compraron tres veces un automovil robado al mismo vendedor y ahora valoran si le hacen otra compra. Será acaso,
que cuando revisamos una encuesta por aquellos que cobran mucho por hacerlas y
no dan ningún provecho social a cambio,
les tendremos que decir como la nueva canción de Thalía, que dice: "se te acaba de morir tu pendej…" Más en www.somoselespectador.blogspot.com