martes, 7 de diciembre de 2021

RAYAS PARA LAS ESTRELLAS

 



















Mutismo parecen haber sufrido las veletas intelectuales que festejaban la llegada de Biden como presidente de los estados Unidos y que tanto se aterraban ante Trump por un muto que ni siquiera terminó de construir y que tan alentado fue para  su edificación por el propio Biden. Quienes caían en pánico por la terminación del muro en nuestra frontera norte ahora lo piden a gritos en la frontera sur, ante el programa “Quédate en México”, implantado como un programa  migratorio del gobierno mexicano,  que adopta de manera voluntaria y  con lo que inteligentemente, evita una imposición basada en la fuerza imperial que tiene el control económico del mundo y no solamente de México, en donde por medio de un esquema interventor, azota a dóciles y a resistentes. Los pocos pero al fin privilegios que nuestro país ha tenido al ser vecino y supuesto socio comercial de los Estados Unidos, también tienen su precio y el ser un país tercer seguro, es la realidad dominante, que lo saben hasta los propios admiradores y quienes idealizan al norte del continente americano como el paraíso que Dios fundó en la tierra, el oasis democrático,  la misericordia de vida y de civilización plena como parte de una evangelización comercial en donde lo desechable se vuelve valioso. El subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas Rodríguez,  detalló la postura mexicana para recibir a los migrantes que soliciten asilo en Estados Unidos, que  parte de una “visión humanitaria” del fenómeno migratorio en la región y justificó que la participación mexicana en este esquema –conocido también como “Quédate en México” se adoptó en “pleno ejercicio de su soberanía”, asumiendo que hay personas en movilidad que no tienen condiciones para retornar a sus países por el riesgo que corren frente a la violencia, la persecución política, la pobreza y la marginación. Por ello, México asumió que podrán esperar en territorio nacional en lo que se desahogan sus trámites de asilo en el país del norte, en lo que parece un abrazo de Santa Claus para las masas desbordadas, diciéndole “ven a mi casa esta Navidad”, y cuya medida “bideana”más que lópezobradorista, está lejos de ser una segunda etapa del otorgamiento de visas humanitarias a los solicitantes de refugio en Estados Unidos. Ya aunque el mutismo no aplica para aquellos que demandan a gritos, que el Presidente de México actúe en favor del patio trasero de los Estados Unidos con fuerza más que con diplomacia e inteligencia y sin bajarse los chones como Fox, Calderón o Peña  por mencionar estos  los últimos dieciocho años o como hubiera deslizado sus prendas interiores  Ricardo Anaya de haber llegado a la Presidencia de México con el priprdpanismo,  esos gritones manipulados, son los mismos que piden se  invada Cuba y Venezuela, por el manipulador de las dosis anticovid.