Las omisiones que hasta el momento ha mostrado la Asociación Nacional de Actores sobre la muerte de los actores Jorge Navarro Sánchez y Luis Gerardo Rivera quienes fallecieron el jueves luego de caer de un puente durante el ensayo de una de
las escenas de la serie ‘Sin miedo a la verdad‘, muestran la incapacidad de
este sindicato disfrazado de Asociación por parte de sus actuales dirigentes o
su comunicación social o su choque de intereses. Ya que
el boletín que se presentó a los medios de comunicación no anuncia el manual de procedimientos, el
proceso realizado y la intervención laboral y ministerial, respecto a las
acciones que tuvieron que haberse realizado después de tal accidente y bajo supervición de la ANDA que solamente lamenta los hechos y advierte que brindaron un invaluable apoyo posterior a la tragedia, pero no advierten sobre la situación laboral de los finados, en cuanto a las condiciones de su contrato de trabajo y su puesto laboral, hasta donde un actor que estudio para tal desempeño, también debe realizar actividades especializadas que hacen -dobles-, hasta donde un actor, puede renunciar al derecho de ser protegido íntegramente y sí puede ocupar puestos laborales que ocupaban expertos en acciones de primer impacto que han sido desplazados de su actividad y hasta de su sueldo. Hasta qué punto un delegado de la ANDA tiene que denunciar con letras rojas tal situación para la intervención de la Secretaría del trabajo y Previsión Social mediante su área de Inspección federal del trabajo y hasta que punto la ANDA tiene que ser parte interesada para que su departamento legal siga la apertura de una carpeta en donde la Fiscalia General de Justicia deslinde responsabilidades. Es tiempo de que ya se reflexione y se analice profundamente, hasta que punto, los que integran el comité de la ANDA, deben percibir un sueldo para que durante su cargo, tengan prohibido emplearse como actores, ya que de esta manera en primer término, se notaría efectivamente su ánimo y vocación de servicio por su Asociación de tiempo completo y no un trampolín para tener empleo en las grandes televisoras, y segundo, no tendrían ese conflicto de intereses, como se presenta en el caso de Jesús Ochoa, que por un lado es Secretario general de la ANDA y debe pedirle explicaciones al patrón de los actores afectados y por otro lado, resulta ser un empleado servil de Televisa, es decir, resulta ser empleado de la propia Empresa que debe ser investigada tanto administrativamente, laboralmente y penalmente.