En una amenaza para un pilar
fundamental de la democracia estadounidense, Donald Trump declinó decir el miércoles
por la noche que aceptará el resultado de las elecciones del mes que viene si pierde ante
Hillary Clinton.
La candidata demócrata –que ganó el debate con un 52% de preferencia
contra 39%, a favor de Trump, de acuerdo con CNN– describió esa resistencia de
Trump como “espantosa” y el partido Republicanosalió a aclarar que ellos aceptarán “la voluntad de
la gente”.
Trump ha pasado los días previos al tercer y último
debate alertando a los votantes sobre que los comicios estarán “amañados”. Cuando
se le preguntó si aceptaría los resultados siClinton sale victoriosa, el
empresario dijo “Se lo diré en su momento, los mantendré en suspenso”.
Eso
contradijo las promesas de su compañero de fórmula, el gobernador de Indiana
Mike Pence, y de la hija del candidato, Ivanka.
El
duelo del miércoles 19 de octubre pasó rápidamente de una discusión moderada y
enfocada en propuestas a una confrontación
agria y muy personal. Trump describió varias veces a Clinton como una “mujer
repugnante”, mientras que la demócrata le tachó de “no
apto” para ser comandante en jefe.
Clinton,
que comenzó el debate con una ventaja en casi todos los estados en disputa,
acusó con firmeza a su rival de ser más afín al presidente de Rusia que a los
expertos estadounidenses militares y de inteligencia, después de que el
candidato republicano se negara de plano a aceptar la afirmación de Washington
de que Moscú ha intentado influir en los comicios estadounidenses.
La
ex secretaria de estado afirmó que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, apoya
a Trump porque “preferiría tener una marioneta
como presidente de los Estados Unidos”.
Trump negó cualquier relación con Putin y dijo que
condenaría cualquier interferencia extranjera en la votación. Pero fue notable su rechazo a apoyar la tesis de
la comunidad de inteligencia sobre que Rusia estuvo implicada en un ataque
informático contra instituciones demócratas. La campaña de Clinton ha dicho que el FBI
también investiga la participación rusa en el ataque al correo electrónico de
un importante asesor.
El debate de 90 minutos realizado
en Las Vegas se da a menos de tres semanas de las elecciones y con las votaciones anticipadas realizándose en
más de 30 estados. Trump ha tenido problemas para ampliar su base de apoyo más
allá de sus seguidores más leales y debe redirigir la carrera en los últimos
días si quiere derrotar a Clinton.
Los
candidatos chocaron varias veces sobre sus visiones drásticamente diferentes
del futuro de la nación. Trump dijo apoyar a jueces para la Corte Suprema que
revocarían el histórico fallo de Roe vs. Wade que legaliza el aborto. Por su
parte, Clinton
prometió designar jueces que preserven el decreto que legaliza el aborto al
indicar: “Hemos llegado demasiado lejos como
para retroceder en ese aspecto en este momento”.
El empresario llegó al debate
tras una serie de acusaciones de comportamiento sexual indebido, expresadas por mujeres que salieron a la luz
pública después de que él negara en el debate anterior que hubiera besado o
agarrado a mujeres sin su consentimiento. Ese desmentido de Trump siguió a la
publicación de un video en el que presumía precisamente de eso.
Trump
volvió a rechazar las acusaciones el miércoles y dijo que las mujeres que lo han acusado
públicamente “o quieren fama o lo hizo la campaña de ella”.
Clinton
repuso que Trump “cree que menospreciar a las mujeres le hace más importante.
Va tras su dignidad, su sentimiento de valía personal”. La demócrata evitó
responder a una pregunta sobre las infidelidades de su esposo.
Trump presionó a Clinton sobre el tema migratorio, acusándola de querer una política de “fronteras
abiertas”, una descripción que ella rechaza fervientemente. El republicano, que
ha pedido construir un muro a lo largo de toda la frontera entre México y
Estados Unidos, dijo que bajo una presidencia de Clinton, “las personas van a
venir en grandes cantidades al país”.
En
un choque sobre comercio, Trump
dijo que Clinton había dado una imagen falsa de su opinión sobre el Acuerdo
Trans-Pacífico (TPP, por sus siglas en inglés), señalando que en un principio lo describió como
el “patrón de oro” de los acuerdos comerciales. Clinton replicó que una vez se
completó el acuerdo, no cumplía con sus requisitos. “Estaré en contra cuando
sea presidenta”, dijo.
Para Trump, el debate representa
una de sus últimas oportunidades de reformular una contienda que parece
escapársele de las manos. La
campaña de Clinton se expande de manera confiada en estados tradicionalmente
republicanos, en tanto que el estrecho sendero electoral de Trump es cada vez
más pequeño.
Por
su parte, Clinton ha tenido problemas durante toda la campaña para dejar atrás
las persistentes preguntas sobre su honestidad y fiabilidad. En las últimas
semanas de campaña ha empezado a pedir a los estadounidenses que superen las
profundas divisiones en el país, que tan solo se han exacerbado durante la
campaña. El miércoles dijo que pretende ser una presidenta tanto para los que
voten por ella como para los que no lo hagan.
En
el debate, Clinton enfrentó por primera vez preguntas sobre las revelaciones de
los correos pirateados a un asesor de su campaña. En los mensajes se ve a la
candidata adoptar un tono distinto en público y en privado en materia de
comercio y sobre los bancos de Wall Street. Clinton cambió rápidamente el tema
de conversación al posible papel de Rusia en el robo de los correos.
En
un reflejo de las amplias diferencias entre los dos candidatos, no se
estrecharon la mano al comienzo ni al final del debate.