Dentro del recuento de los daños que ha dejado un gobierno corrupto con estrategias asfixiantes en contra de la identidad, no solamente nacional sino también humana; se encuentra la repetición de pensamientos de otros y hacerlos convencionalmente propios y aplicarlos siempre de la misma forma, aunque se trate de diferentes circunstancias y sin saber su explicación, tal y como también, se han inculcado las ideas religiosas. Un ejemplo es el actor y conductor de Televisa, Arath de la Torre, quien se comporta como la mayoría de los mexicanos enajenados. Primero al sentirse realizado por "salir en la tele" y pensar que es por méritos propios, cuando no toma en cuenta que el cumplimiento de su sueño infantil incausado, es producto de las circunstancias, ante un factor en donde, de los directivos de la televisora, lo utilizan como un prototipo adecuado para influir entre los televidentes que son primero televidentes antes que ciudadanos, pero que en una sociedad de avanzada, su trabajo actoral y proyectos televisivos serían repudeados. Ejemplo de su carrera dirigida y en donde él solamente resulta un ejecutante, es tener que haber aceptado un anuncio comercial en donde se denigraba la cultura centroamericana totonaca, de los conocidos como voladores de Papantla, relacionados principalmente con el Estado de Veracruz, y ante su inconsciencia de poder saber sí tal situación fue un error o un acierto, es que respondió a las críticas de su conducta, primero aseverando que no se disculparía por ello, pero luego cambió de opinión y terminó disculpándose. Consecuencia y producto de todo lo citado, ahora Arath de la Torre, en su idea errónea de que su carrera es consecuencia de su talento y no de una utilización para el retraso colectivo, se enfada que se le haya criticado cuando se autocalifica como un personaje que se ha dedicado a su trabajo actoral, y que por ser tan virtuoso, debe ser considerado dentro de la lista de "intocables", cuando los intocables solamente existen para los gazmoños del sistema. Por otra parte, Arath ha señalado la frase hecha, de que todo lo que le ha ocurrido ha servido de publicidad, y dice: "No existe la publicidad mala, mientras sea publicidad", lo que es un principio publicitario de aquellos que a toda costa quieren darse a conocer sin un fin determinado, sin saber porqué quieren difundir un mensaje ni cual es su labor comunicativa. La frase "la mala publicidad es buena publicidad" surge del deterioro del marketismo y que la han derivado de una mala interpretación de un dicho de Oscar Wilde que señalaba: "la única cosa peor a la que hablen de nosotros, es que no hablen de nosotros" pero para quienes saben de esencia filosófica, notan la separación fundamentalista entre los dos dichos. Arath ahí refleja sus distorsiones conceptuales al considerar que un objetivo se debe cumplir a toda costa, sin saber cual es el verdadero valor de tal objetivo. La presencia mediática es muy diferente a la polémica reaccionaria, que no se origina por comportamientos de conducta sino de obra, y la primera a diferencia de la segunda, si tiene parámetros para dar resultandos buenos o malos, a largo o a corto plazo, de manera intrascendentes o trascendentes, por lo que describen el valor moral o ético del actuante ante elementos objetivos de evidencia. Resulta incierto todo aquel que no le importa el resultado de sus realizaciones, lo que no debe confundirse con la aceptación de su postura aún existiendo opiniones en otro sentido, por lo que ejemplos de situaciones como las que rodean a Arath de la Torre, vale la pena que sean reflexionadas, no y por ninguna manera no, debido a la importancia del personaje mismo, ya que como personaje, en este caso específico no tiene valor alguno, pero si y siempre si, respecto a la profundidad del comportamiento individual y social del hecho. Más en www.somoselespectador.blogspot.com