La violencia ejercida de un ser humano a otro; no es un problema de género como lo quieren hacer notar los oportunistas de defensas de causas inútiles disfrazadas de bien intencionadas. La descomposición social a expuesto tanto a la mujer como al hombre en un campo de violencia, por lo que la agresión diaria no es una situación exclusiva del sexo femenino o masculino, ya que ambos llegan a ser victimas y victimarios. El exagerar la solución del problema con medidas inadecuadas, lo único que provoca es más violencia, el distanciamiento entre la especie humana civilizada, la creación de leyes discriminatorias y excluyentes, formar Ministerios Públicos inquisitorios por medio de las redes sociales y las vías innecesarias, y la ganancia política de aquellos que quieren el aparador de defensores para sus fines personales y no la solución de un problema que debe ser atacado primero con la educación sin dobles morales y por medio de la correcta y eficaz impartición de justicia, tanto de los órganos investigadores como de los que emiten resoluciones al respecto.