Mucho tiempo el presidente del país trató de denigrar al periodismo y ahora el periodismo quiere denigrar al Presidente en el secuestro que se ha tenido de la expresión informativa, por la corrupción empresarial, como se ha tenido en casi todos los rubros del país. Las conferencias de prensa que brinda de manera inédita el ejecutivo federal, es un aparador sin el látigo censurador, que sirve al espectador para sacar sus propias conclusiones del acontecer nacional y delata a la prensa vendida disfrazada de honesta, de su actuar doloso. El espectador que estuvo asustado por que, de llegar López Obrador a la presidencia sería un peligro para México o que de cancelar el Aeropuerto de Texcoco causaría la salida de nuestro país, de empresarios por manada; experimentan en carne propia, la mentira y la desesperación de la esfera de condicionamiento masivo, y la resistencia disfrazada de oposición, de aquellos que no aceptan los cambios de gobierno, para mantener su privilegio acomodadizo y parasitado; y de aquellos que no desean terminar con su conducta corrompida. El periodismo disfrazado, ha sido la mejor arma, para aquellos que tienen intereses creados a base del saqueo patrio, y no será la censura quien deba exterminarlo, sino la madurez del ciudadano quien debe de valorar qué se dice, quién lo dice y porqué lo dice, sin importar donde se diga.