La presidente de Alto al Secuestro, Isabel Miranda de
Wallace, parece verle su final a su caja chica que se mantenía con recursos
públicos, así como otras asociaciones y organismos no gubernamentales que con
el pretexto de ser altruistas, les proporcionaban cantidades económicas que no
justificaban sus resultados. Ante las medidas anticorrupción del Presidente
Andrés Manuel López Obrador, la accionista contraatacó al ejecutivo federal al
afirmar que no tiene al momento una
estrategia de seguridad y tampoco un plan para atender a las víctimas del
delito. Al presentar su informe mensual sobre el delito de secuestro, Miranda
de Wallace, aseguró que en el gobierno
"hay confusión", porque mientras López Obrador anuncia que va a
contratar a 50 mil elementos para la Policía Federal, la Marina y el Ejército,
Alfonso Durazo, propuesto como secretario de Seguridad Pública, dice que no va
haber incremento al presupuesto en materia de seguridad. Por lo que la señora Isabel llama recorte de
presupuesto al no despilfarro para asociaciones que dicen defender a los
débiles, a las diferencias de género, o a lo que llaman minorías, y que sacan provecho
económico de las tragedias ajenas y hasta propias, para convertirlas en un
cheque al portador, que llega en menor cantidad y como limosna a los que señalan como sus defendidos por sus elefantes blancos, que se han mantenido del presupuesto gubernamental y no por el sustento por particulares. El gobierno de
López Obrador ha transitado en estos tres meses con un peso sólido ante el
dólar, con un optimismo social, con buenos resultados en la bolsa de valores, con
el rescate a los energéticos en su primera etapa; pero sin embargo, existen
personas que en menos de cien días, ya muestran su inconformidad en contra del
nuevo gobierno sin un" porqué" específico, lo que también exhibe su impotencia, por no poder proceder con sus conductas
corruptivas en todos los ámbitos, incluyendo los círculos sociales que como organismos no gubernamentales podían ordeñar a otros gobiernos, y cuyos gastos, se justificaban con una comida lujosa frente al Presidente.