Hace poco más de seis años, ya por estos días, Miguel Angel Mancera como nuevo Jefe de Gobierno, había aumentado de una manera desproporcionada el boleto del metro y se había apoderado del gusano naranja para saquear las finanzas e implantar un Estado dentro del Estado, imperando su cultura policíaca corruptiva, y manteniendo medidas discriminatorias, inoperantes y bajo la tolerancia de policías abusivos y represivos. La situación es diferente con la llegada al gobierno capitalino por parte de Claudia Sheinbaum quien deberá revisar, no solamente la situación financiera del transporte masivo y legal como consecuencia de los desfalcos, sino también su aspecto de seguridad interna del Metro, en donde siempre han existido abusos y robos, pero que en el mandato de Mancera parecían estar hasta organizados, y que ahora los mismos surgen de una manera descarada y descontrolada, casualmente cuando comienza el proceso de recuperación de dicho transporte por parte de Sheinbaum. La jefe de gobierno debe mostar su capacidad en este problema, y hacer que el metro sea lo que era antes, en donde sus estaciones incluso servían de refugio para protegerse de delincuentes callejeros por quienes se sentían intimidados o perseguidos. Hay que recordar que el secuestro del metro por parte de Miguel Angel Mancera y su robo en el pago por un boleto costoso, fue el principio de su obsolencia política, que de no ser por el dedazo legislativo, ahora estaría en el agujero oscuro, en donde actualmente se encuentra Alejandra Barrales, entre otros.
