Entre tanto ladrón, vendepatrias, corrupto y desalmado; su defecto menor es no tener vergüenza; por eso El Partido Revolucionario Institucional no tiene empacho de celebrar sus noventa años que han sido casi un siglo de vergüenza para México. Los que presumen ser creadores de la política mexicana y del cuerpo de instituciones que tiene el país; disfrazan las limosnas y enriquecimientos ilicítos con esos supuestos logros, que fueron construidos con la ignorancia de la gente y que ahora se aprecian en su verdadera dimensión de inoperabilidad. La máquina electorera dejó de funcionar hasta para éso, debiendo recurrir al fraude, a la alternancia y ahora al rotundo fracaso ante el movimiento lopezobradorista. sin embargo, el cuatro de marzo, dirá estar en etapa de fortalecimiento como la tercera fuerza política en el Congreso, 811
millones de pesos de prerrogativas, 7.4 millones de votos y 14 estados
gobernados como recuento de los daños de la elección de 2018. Ahora con poco menos de 6.3 millones de militantes, el PRI sobrevive no como oposición sana sino como un partido electorero de resistencia y negado a reconocer que la oposición sana debe seguir siendo de la izquierda en reconstrucción del Estado que ha sido demolido por el Prigobierno, transformado hasta la miseria en priperrepanismo. Ahora serán los jóvenes herederos de la tradición priísta por la que han sido engañados o aquellos otros, que apenas están adquiriendo su madurez corrupta, quienes deben defender al PRI y la generación de analfabetas políticos.